Por ello, a pesar de la emergencia sanitaria que ha desatado el nuevo coronavirus, un grupo de artistas del país sudamericano decidió extremar precauciones y aprovechar plataformas como Instagram, Facebook y YouTube para seguir trabajando.
La Fundación Circo Nacional de Venezuela tenía previsto iniciar actividades en el marco del Festival de Teatro de Caracas a principios de abril, pero ante el agravamiento de la pandemia, el programa tuvo que postergarse. Por ello, miembros de la Fundación decidieron salir de la carpa y adentrarse en las barriadas de Caracas para actuar frente a venezolanos que los observaron desde las ventanas y balcones de sus viviendas.
No conformes con esto, y siguiendo el ejemplo de otros artistas, los artistas ampliaron su alcance presentándose via streaming.
En Venezuela, los dos primeros casos confirmados de COVID-19 se registraron el 13 de marzo y las autoridades decretaron cuarentena desde el 16 de marzo.
Quedarse de brazos cruzados no era una opción para la gente del circo. Para ellos, buscar la manera de presentarse ante un público ahora confinado en casa “es una necesidad, es una vocación. Ni siquiera la decisión había que tomarla, fue algo natural”, dijo Niky García, reconocido artista y presidente de la fundación circense.
El lenguaje del circo es capaz de generar “sanidad” mental, “llevar algo que a la gente le cause alegría, que le cause fascinación”, sobre todo luego de semanas de cuarentena, acotó García. Según el artista, él y sus compañeros siguen al pie de la letra los protocolos de seguridad, que incluyen el uso de tapabocas y la realización de pruebas rápidas del COVID-19 con apoyo del gobierno.
Montar un espectáculo en medio de la pandemia requirió diversos ajustes. Entre otras cosas, dejaron de trabajar en las tablas de un teatro, algunos se transformaron en camarógrafos y ajustaron sus rutinas tomando en cuenta el ángulo en el que se presentarían.
La obra elegida fue “Para morirnos de otro sueño”, que primero adaptaron para sus presentaciones en vivo y luego para el video que se puede ver ahora en Facebook y YouTube. Para este último, dos de los artistas usaron las cámaras de sus teléfonos y trataron de captar varios ángulos de las acrobacias grupales o en pareja. Su estilo combina arte urbano, coreografías de danza experimental y rutinas propias de los circos como malabares, donde dejan en evidencia sus destrezas con esferas y aros, equilibrio en cuerda y liras aéreas.
La puesta en escena se inspira en poemas del artista venezolano Reynaldo Pérez Só y explora el mundo subjetivo y lo ilusorio del ser humano en un marco escenográfico inexistente.
La Fundación, inicialmente impulsada por el gobierno del ahora fallecido presidente Hugo Chávez, hoy se sustenta con ingresos propios que son producto de los espectáculos públicos y servicios creativos que prestan a otros, tales como diseños de luces para las más variadas obras y la participación de acróbatas en escenas de riesgo para el cine.
Además de realizar presentaciones, dedica parte de su labor a formar jóvenes a partir de los seis años, quienes reciben clases gratuitas de acrobacia y malabares, entre otros.
Tras superar las criticas iniciales por sus actividades en las calles durante la cuarentena y luego de dejar constancia de que se sometían a un riguroso chequeo sanitario, el grupo circense acabó por ganarse el aprecio de aquellos que sin salir de casa disfrutan de sus presentaciones en tiempos del nuevo coronavirus.
“Nos estimula el agradecimiento de la gente”, enfatizó García.