Durante la temporada de invierno varios cetáceos emigran miles de kilómetros, huyendo de aguas gélidas, ya que durante esa temporada, escasea el alimento. Muchas ballenas jorabadas y delfines nariz de botella llegan a las cálidas aguas del Atlántico y el Pacífico, en donde también se aparean, registrando varios avistamientos.
De enero a marzo, el Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT), permite a algunas empresas debidamente registradas, que turistas tengan la oportunidad de disfrutar el espectáculo natural a pocos metros. Samuel Coloma, asesor profesional en asuntos marino costeros del Consejo Nacional de Áreas Protegidas, CONAP, recomienda a quienes tendrán la oportunidad de asistir, tomar algunas precauciones, tanto para los turistas como para los cetáceos.
Entre estas recomendaciones destacan:
Respetar las distancias establecidas (150 metros para delfines y 100 metros para ballenas)
Verificar que las embarcaciones tomen las medidas de seguridad correspondientes para evitar alterar el hábitat de estas especies.
Corroborar que quienes le brindan el servicio de tour, estén debidamente registrados por INGUAT.
Los avistamientos para los turistas se realizan en conjunto con personal del Inguat a una distancia de la playa, superior a las 20 millas náuticas. Cada tours asciende a más de 800 quetzales por persona.