La niña tenía un historial de problemas cardíacos genéticos y falleció en un hospital de Nebraska, afirmaron las autoridades estadounidenses.
Ni su nombre ni los detalles de cuándo y cómo entró en Estados Unidos se han hecho públicos.
El Partido Demócrata pidió una investigación sobre las muertes de menores.
Los hechos
La niña entró bajo el cuidado de una Oficina de reasentamiento de refugiados en San Antonio, Texas, en un estado “médicamente frágil” el 4 de marzo de 2018, afirmó en un comunicado Mark Weber, portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). El HHS proporciona atención a menores no acompañados.
Después de un procedimiento quirúrgico no especificado, surgieron complicaciones que dejaron a la niña en estado de coma, agregó Weber.
Tras salir del hospital en mayo, la niña fue enviada a un centro de enfermería en Phoenix, Arizona, para recibir cuidados paliativos.
El 26 de septiembre, fue trasladada a un centro de enfermería en Omaha, Nebraska, para estar “más cerca de su familia”, afirmó Weber. Murió tres días después debido a “fiebre y dificultades respiratorias”.
Los funcionarios no están obligados a hacer públicos los fallecimientos.
En declaraciones a CBS News, el congresista demócrata de Texas, Joaquín Castro, acusó al gobierno de encubrir la muerte.
“Es indignante que otro niño haya muerto bajo la custodia del gobierno y que el gobierno de Trump no se lo haya dicho a nadie”, dijo Castro, quien el martes habló de una “epidemia de muerte” en la zona fronteriza.
Tras anunciarse la muerte de la niña, Trump escribió en Twitter: “Los demócratas no quieren arreglar las fisuras en la frontera. No quieren hacer nada. ¡Fronteras abiertas y crimen!”