Hace tres años, la socióloga Alejandra Orellana fue madre por primera vez. Tras su licencia por maternidad, volvió al mundo laboral y encontró varias dificultades para una mamá en período de lactancia.
“Me reinserté […] con el corazón dividido entre mi bebé y mi deseo por seguir mi carrera profesional, inmediatamente anclé a la lactancia como ese puente para conciliar ambos mundos”, cuenta; sin embargo, dice que en la realidad se encontró con serias barreras para extraerse la leche: “desde no contar con un lugar apropiado para hacerlo, hasta sentir que mi entorno laboral no comprendía mi urgencia”.
Al identificar esa problemática o necesidad, junto a Margarita Orellana y José Luis Toral iniciaron un emprendimiento, al que le dieron el nombre de Lactarum, e idearon unas cabinas modulares, para que las madres, al culminar su licencia de maternidad y reinsertarse en sus trabajos, puedan tener un espacio adecuado para amamantar o extraerse y conservar la leche.
Toral, en entrevista con RT, señala que el emprendimiento es un programa integral y no solo se trata de una cabina física. “Lactarum cubre muchas otras aristas, como el tema de la sensibilización dentro de la empresa”, que incluye a compañeros de labores y jefes; así como “generar una cultura en las empresas, de que sean mucho más amigables con las familias”.
Regulación local
El emprendimiento Lactarum tuvo un impulso más fuerte recientemente, luego que el pasado mes de abril, los ministerios de Salud Pública y del Trabajo de Ecuador firmaran un Acuerdo Interministerial, que obliga a las empresas privadas del país a adecuar lactarios (salas de lactancia materna) en sus espacios.
El acuerdo establece, entre otras cosas, que las compañías deben establecer sitios “aptos, cómodos, higiénicos y accesibles” para que las mujeres en período de lactancia puedan “dar de lactar, extraer, almacenar y conservar la leche materna”.
Esta medida aplica para las empresas que tengan a al menos una mujer en período de lactancia, quienes, en los próximos 12 meses después del parto, podrán disponer de un permiso de 20 minutos cada dos horas para amamantar o extraerse la leche.
El período se puede extender otros 12 meses más y en ese segundo año el permiso será de 20 minutos cada tres horas para las mismas actividades.
Las firmas privadas de este país andino tienen hasta finales de octubre para poner en práctica la medida, cuya reglamentación se espera sea anunciada en julio.