Ubicada en el kilómetro 33.5 de la carretera a El Salvador, la curva conocida como “La Vuelta El Chilero” ha sido escenario de accidentes de tránsito que en muchos casos ha dejado saldos trágicos.
El 29 de febrero de 2008 quedó en la memoria de los guatemaltecos precisamente por uno de los accidentes de tránsito que más vidas ha cobrado a nivel nacional. Una unidad de los transportes Cubanita que se dirigía a Jutiapa se precipitó a una hondonada de aproximadamente 50 metros de profundidad, dejando el saldo de 53 fallecidos y 25 heridos de gravedad; entre ellos cuatro menores de edad.
Según el reporte de socorristas y testigos del accidente, el exceso de velocidad y una falla en el sistema de frenos provocó que este se embarrancara. La Dirección General de Transportes (DGT) investigó el hecho e indicó que el bus iba sobrecargado, pues aunque tenía capacidad para 50 pasajeros, esa noche llevaba 78.
Los cuerpos de socorro tardaron alrededor de 6 horas para rescatar los cuerpos que fueron trasladados a un depósito general. En ese entonces gobernaba el presidente Álvaro Colom quien decretó tres días de duelo por lo ocurrido.
El hecho dejó decenas de víctimas colaterales; 73 niños quedaron huerfanos porque uno o ambos padres murieron en ese terrible accidente.
Exceso de velocidad
Según Provial, la mayoría de los percances que se registran en esa curva suceden debido a la velocidad con la que conducen los pilotos. Sólo en el 2017 se registraron entre ocho y diez accidentes mensuales.
La leyenda de la curva El Chilero
Detrás de los datos estadísticos y análisis técnicos hay una historia sobre esa curva, que sobrevive por la tradición oral del país. En abril del 2009 un grupo de estudiantes del séptimo semestre de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación publicó un trabajo sobre esta leyenda, trabajo que recopiló con testimonios de vecinos del sector quienes cuentan que la curva está encantanda.
Según la leyenda el dueño de sus alrededores hizo un pacto con el diablo para ganar más riquezas pero a cambio le entregó el alma de su hija, quien desde entonces se manifiesta a quienes circulan por el sector, distrayéndolos para que pierdan el control y se precipiten al barranco.
El nombre de la curva también es parte de la leyenda, y surge debido a que cuando la carretera era solo de dos carriles un camión cargado de chiles procedente de la terminal se embarrancó por fallas en los frenos. El conductor y sus dos ayudantes murieron en el accidente.
Existen además otros testimonios recopilados en ese trabajo, en el que las personas dicen haberse encontrado con esa mujer o incluso con un perro blanco que se atraviesa y procura llevar a los conductores al barranco, si no lo logra se le ve desaparecer corriendo en el aire.