La ONG Movimiento Peruanos Sin Agua (MPSA) está desarrollando un proyecto para abastecer de agua a las familias del desierto de las Pampas de Clemesi, departamento peruano de Moquegua, utilizando varios ‘atrapanieblas’.
Según explican desde la asociación, cada artefacto tiene una malla de plástico con pequeños agujeros, que colocada en lugares estratégicos puede recolectar hasta 400 litros de agua diarios, gracias a la condensación del vapor. Luego, el líquido es suministrado con un sistema de tuberías y tanques, para darle fines domésticos y productivos.
Uno de los objetivos en esa región es poder sembrar alfalfa y chala, entre otros cultivos que requieren del riego correspondiente. De esta forma, se intenta que muchos ciudadanos de las capas sociales más pobres puedan autoabastecerse y desarrollar una economía basada en la agricultura urbana. Para lograrlo, el grupo realiza capacitaciones en los pueblos donde instalan su proyecto.
Así, plantean que por un bajo costo y de forma sencilla, se puede solucionar el problema de la escasez hídrica. Sin embargo, este sistema no es nuevo: actualmente se aplica en países con gran falta de agua, como Israel o el norte de Chile, donde destaca el desierto de Atacama. A pesar de ello, el mecanismo todavía no se emplea en masa, aunque podría cambiarle la vida a millones de personas.
“Hay 2 millones de peruanos sin agua potable”
La agrupación despliega este proyecto desde hace algunos años en diversas comunidades, y en el 2017 lanzó un sistema de potabilización: “Existen más de 2 millones de peruanos que no cuentan con agua potable ni desagüe durante las 24 horas del día”. En esa línea, alertan que “un millón vive en condiciones deplorables, expuesto a las enfermedades y al abuso de pagar diez veces más por el servicio”. En esos casos, subrayan que “el agua a la que acceden se encuentra contaminada, siendo un riesgo para la salud de niños y adultos”.
La ONG nació en el 2005, “para lograr la atención de las autoridades y conseguir una solución a la problemática”. Actualmente, es auspiciada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y firmas privadas, como Google.