Brendan Fraser fue uno de los actores más exitosos de la década de los 90 y mediados de los 2000. Películas como “George de la selva” y “La momia”, lo elevaron a la categoría de estrella de Hollywood y no había película en que no participara.
Era dueño de una mirada dulce y cautivadora, además de un cuerpo escultural que muchos hombres seguramente envidiaban. Sin embargo, el actor que todos pensaban que iba a estar por siempre en la industria, se fue apagando poco a poco.
Una serie de complicaciones laborales y personales hicieron que Fraser se fuera alejando y casi no apareciera en la pantalla grande ni chica. Además, había algo en su mirada que no era igual. Pasó de la mirada dulce a una de tristeza.
El primer problema que comenzó a tener fue con su cuerpo. El actor no utilizaba dobles de acción y aunque se agradecía su entrega, los múltiples golpes le fueron pasando la cuenta.
Una lesión en un disco espinal, la rotura de una costilla, traumatismos en sus rodillas, problemas en las cuerdas vocales y contusiones varias, lo obligaron a estar por siete años ingresando y saliendo del quirófano y someterse a múltiples tratamientos.
En 2006 se separó de Afton Smith, con quien se había casado nueve años antes y con la que tuvo tres hijos, Griffin, Holden y Leland. El divorcio derivó en una pelea judicial que terminó por desfinanciar al actor.
Luego ocurrieron una serie de desafortunadas apariciones en los medios de comunicación que terminaron por hundir aún más a Fraser. Una de ellas fue una entrevista que dio a un canal de YoyuTube mientras participaba de la serie de televisión “The Affair”. En la entrevista se le vio errático, susurrando.
Lo que nadie sabía era que días antes había fallecido su madre. “Acababa de enterrar a mi madre. Creo que aún estaba en duelo y no lo sabía”, reconoció después.
Pero la revelación más impactante que hizo fue que en 2003, mientras participaba en un almuerzo en el hotel Beverly Hills, el ex presidente de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA), Philip Berk, abusó de él.
No supo que hacer y salió corriendo a la calle. En shock no supo cómo reaccionar y finalmente no se atrevió a denunciar a Berk. Aunque su representante exigió una disculpa y solo recibió como respuesta que nunca fue con intensión. El hecho hundió al actor en una profunda depresión.
“Me culpaba y me sentía miserable, porque pensaba: ‘Esto no ha sido nada; este hombre me pasó la mano por detrás y aprovechó para tocarme”, reconoció.
El hecho le provocó una profunda angustia y humillación, más cuando nadie se le acercó y le dijo que le creía. Fraser solo buscaba apoyo y comprensión, algo que al parecer Hollywood nunca se lo dio.
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