La misión que estuvo en Guatemala determinó que el país sufrió una contracción económica pero no como la vivieron otras economías a nivel mundial. Las tres conclusiones del FMI son:
La contracción económica esperada para Guatemala en 2020, en torno al 2 por ciento, es menos severa que en el contexto global y regional.
La resiliencia de las remesas y de las exportaciones, así como de políticas de apoyo sin precedentes, han mitigado el impacto del COVID-19.
La crisis del COVID-19 podría tener efectos económicos y sociales duraderos. Para asegurar la recuperación, proteger a los más vulnerables y salvaguardar la estabilidad financiera, las autoridades deberían continuar con las medidas de apoyo fiscal, monetario y financiero en el corto plazo, y sólo retirarlas gradualmente.
El fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento del 4 por ciento para el próximo año. Sin embargo no todas son buenas noticias porque:
A pesar de la resiliencia mostrada ante el COVID-19, la pandemia podría tener impactos económicos y sociales duraderos. Tras sufrir una contracción marcada, el empleo formal y la recaudación de impuestos se recuperan lentamente, la desnutrición crónica y la inseguridad alimentaria siguen aumentando, y los riesgos persisten a la baja
La organizacion internacional recomienda que para tener una mejor recuperación económica, se deben aprobar las nuevas leyes de infraestructura, arrendamiento, insolvencia, así como la adopción de la reglamentación del Convenio 175 de la OIT y una mayor seguridad jurídica para mejorar el entorno empresarial.
El equipo se reunió con Sergio Recinos, presidente del Banco de Guatemala, Álvaro González Ricci, Ministro de Finanzas Públicas, Erick Vargas, Superintendente de Bancos, Marco Livio Díaz, Superintendente de la SAT y representantes del sector privado.