(Redacción con investigación de Karla Mejía)
Mamá agarró lo que pudo y salió de Managua, Nicaragua. Se despidió de Papá y se prometieron que se verían en Guatemala. No es Estados Unidos pero hay trabajo. Así le dijo un familiar a Mamá. Semanas después, Papa emprendió el viaje con un negocio en mente: comida nicaragüense.
Para volver a tener un plato decente de comida en la mesa vale la pena un viaje de 861 kilómetros por tierra.
Mamá vivía con su hermano cuando Papá llegó. En su bolsa llevaba un teléfono celular que lo empeñó para comprar una estufa y cocinar el gallo pinto, las tajadas o el vigorón. Mamá y Papá se establecieron y pusieron una venta de mochilas. Ya era tiempo de pensar en un hijo.
Pero apareció como el ángel de la muerte la Pandemia. El confinamiento acabó con su salvavidas. El negocio se cayó y el hambre que sintieron en Managua y pensaron nunca volvería, lo hizo.
En medio de la crisis, apareció Elieth Samara. Fue el 23 de Octubre. Una alegría en medio de la aflicción. Mamá y Papá tenían la esperanza que la situación mejoraría pero no sucedió. Su mayor preocupación no era como vivir dos, sino tres. La única opción era pedir ayuda. Una amiga de Mamá les conseguía víveres.
Elieth Samara se enfermó. La amiga de Mamá le contó que en facebook subió la historia y que una mujer quería ayudarla.
“ella medía como 1 70 de altura. Era algo gordita, ojos achinados, pelo corto, castaño. Siempre estuvo con mascarilla. Usaba delineador azul, dijo que se llamaba Rosy” describe Mamá a la mujer que falseo una identidad en Facebook y se introdujo en un grupo de vecinos de la zona 5. Así fue como contactó a la amiga de Mamá.
La mujer, un lobo vestido con piel de oveja, organizó que Mamá llegara a casa de la amiga. Allí, se reunirían y llevaría a Elieth Samara con un doctor donde también daban ayuda. Mamá la vio entrar y le agradeció. Tomó a su hija en brazos y la estaba acomodando en el carruaje cuando la mujer le dijo que mejor la llevara en brazos.
Mamá se despidió de la amiga y comenzó a caminar directo a la tragedia.
“fuimos a buscar la clínica donde allí iban a pasar a mi bebé a consulta” cuenta Mamá. La mujer la llevó por varios lugares: “me dio muchas vueltas. Pasamos por un centro comercial”.
La mujer le dijo que se sentaran a esperar unos 15 minutos en una acera. Pero Mamá se sentía mal: “tenía dolor de cabeza y me dio una pastilla y me la tomé”
“yo no solté a mi bebé. No se en que momento me quedé dormida o drogada…no sé, no me acuerdo. Cuando yo reacciono mi bebé ya no está conmigo”. Mamá empezó a gritar. Cada puerta que vio la tocó desesperada. En una abrieron y preguntó si esa era la clínica. Le respondieron que sí pero que ya no daban ayuda.
“Yo empecé a correr, a buscar un teléfono público para llamar a mis familiares y a mi amiga porque yo no conozco los lugares de aquí”. Una patrulla pasaba por el lugar y pidió auxilio. Desde ese día, no ve a su bebé.
Elieth Samara fue secuestrada con solo 18 días de nacida. Su destino es oscuro. El destino de Mamá y Papá es de una profunda tristeza para toda la vida.