Un nuevo informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la ONG Azul, habla sobre la contaminación plástica que aumentó durante la pandemia y del incremento de basura que se genera por el relajamiento de las medidas sanitarias en muchos países por Semana Santa.
A pesar que expertos indican que no hay estudios sobre los impactos de la pandemia en el consumo de plásticos, se conoce que aumento el consumo por mascarilla, protectores faciales, guantes, botellas de desinfectante para manos, trajes médicos protectores, kits de prueba, recipientes para llevar comida, empaques de entrega y muchos otros productos que se han vuelto omnipresentes.
Por ejemplo, un estudio estimó que si la población mundial usara la misma cantidad de mascarillas y guantes que se usaron en Italia en la primavera de 2020, se estarían consumiendo unos 129 mil millones de mascarillas y 65 mil millones de guantes mensualmente en todo el mundo.
Y es que las ventas globales de mascarillas desechables podrían haber alcanzado unos 166 mil millones de dólares en 2020, un aumento de 200 veces en comparación con 2019 cuando se vendieron 800 millones.
El plástico y la degradación ambiental
Los plásticos, que se componen principalmente de monómeros derivados de hidrocarburos fósiles, no son biodegradables. Cuando se desechan, no se descomponen ni se asimilan mediante procesos biológicos. En cambio, liberan rellenos, como plastificantes, gas y líquido contaminado y se descomponen en pedazos cada vez más pequeños que conservan muchas de sus propiedades originales. Esta persistencia permite que los plásticos se acumulen, no solo en cantidad y volumen, sino también como toxinas y microplásticos en el medio ambiente.
Los procesos comunes de gestión de residuos que pretenden eliminar realmente los plásticos, como la incineración, generan productos tóxicos y emisiones de CO2 significativas, lo que plantea desafíos adicionales de contaminación y cambio climático.
Además, la contaminación plástica trasciende las fronteras nacionales, lo que hace que las responsabilidades y estrategias para una limpieza efectiva no estén claras. Combinadas, estas características hacen que la contaminación por desechos plásticos sea un problema considerablemente desafiante, y que va más allá de afectar la salud de nuestras tierras y océanos: tiene un impacto en la salud y los derechos de las comunidades todos los días.
Recomendaciones
Según los expertos, la disrupción provocada por la pandemia de 2020 puede brindar oportunidades para cambios significativos y duraderos en las estructuras económicas y facilitar un movimiento hacia una economía circular donde los desechos se gestionen de manera mucho más sostenible.
Las crisis ambientales deben ser respuestas globales basadas en la solidaridad, la compasión y el respeto por la dignidad humana. Las acciones requeridas deben basarse en las obligaciones de los Estados y otros garantes de derechos en el derecho ambiental internacional y los instrumentos de derechos humanos, así como en los tratados regionales”, dijo la coautora, fundadora y directora ejecutiva de Azul, Marce Gutiérrez-Graudiņš.
Los autores del informe recomiendan que los gobiernos amplíen su control de los desechos plásticos, estudien sus impactos en la salud e inviertan en su gestión. Los gobiernos también deberían adoptar y aumentar la aplicación de las prohibiciones de los plásticos de un solo uso y fomentar la reducción, el reciclaje y la reutilización.
Además, deben sensibilizar y animar a las comunidades afectadas a actuar garantizando el acceso a un sistema judicial eficaz que siga los principios de justicia ambiental, como el consentimiento fundamentado previo libre y el derecho de acceso a la información.
El informe revela también como los residuos plásticos están socavando el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible , especialmente el primero 1 sobre la erradicación de la pobreza; el número 2 sobre el hambre cero; el 14 sobre la protección de los ecosistemas marinos; y el 16 sobre el acceso a la justicia para todos y la construcción efectiva, responsable y instituciones inclusivas a todos los niveles.
Al final, lo que hay que reconocer es que la contaminación plástica viola los derechos humanos”, afirmó Marcos Orellana, relator especial del Consejo de Derechos Humanos, durante la presentación del informe.
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