TOKIO (AP) — Una y otra vez, año tras año, los dirigentes olímpicos dicen que la política no tiene nada que ver con los Juegos Olímpicos. Pero, ¿cómo se puede hacer a un lado la política cuando se trata de sacar adelante un evento tan complejo como una justa olímpica en medio de una feroz pandemia?
Tome en cuenta estos factores:
— La comunidad médica japonesa se opone mayormente a la realización de la justa y el principal asesor médico del gobierno, el doctor Shigeru Omi, dijo que “no es normal” realizar una competencia de esta envergadura durante una pandemia.
— Las revistas médicas The Lancet y The New England Journal of Medicine expresaron su preocupación. La primera criticó a la Organización Mundial de la Salud por no tomar una postura firme y la segunda dijo que la decisión del Comité Olímpico Internacional de llevar a cabo los juegos “no se basa en la mejor evidencia científica”.
— El segundo diario de mayor venta de Japón, Asahi Shumbun, pidió la cancelación de los juegos. Lo mismo hicieron otros diarios regionales.
— Existe el riesgo de que los juegos propaguen variantes del COVID-19. A dos miembros de la delegación ugandesa se les detectó la temida variante delta.
Los juegos, sin embargo, siguen adelante. La ceremonia inaugural tendrá lugar el viernes. ¿Cómo se explica esto?
La principal razón es el “contrato con la ciudad sede”, por el cual el COI es el único que tiene autoridad para cancelar la competencia. Si lo hace Japón, debe compensar al COI. Y hay miles de millones de dólares en juego. Japón dice que gastó 15.400 millones de dólares en la organización de la justa, aunque auditorías del propio gobierno indican que habría invertido el doble.
Algunos estimados señalan que la cancelación de los juegos costaría al COI hasta 4.000 millones de dólares en ingresos perdidos. Los derechos de transmisión y la publicidad representan el 91% de los ingresos del COI. Y la cadena estadounidense NBCUniversal es responsable del 40% de esos ingresos.