El 4 de febrero de 1976, los guatemaltecos fueron sorprendidos por un terremoto de 7.5 grados en la escala de Richter. Se cumplen 46 años y en el imaginario guatemalteco aún se conservan recuerdos de lo ocurrido aquella madrugada.
El martes 3 de febreros todos fueron a sus camas con normalidad, en las conversaciones, de los días anteriores, la gente decía los perros están ladrando mucho, los gatos están muy alocados, la aves de corral están desorientadas, algo va a pasar”, dijo Miguel Álvarez, cronista de la Ciudad de Guatemala.
El terremoto duro tan solo 49 segundos pero liberó la energía equivalente a una explosión de 2 mil toneladas de dinamita, con una ruptura terrestre de 230 kilómetros el movimiento telúrico tuvo su origen en los Amates Izabal, en la parte oriental de la falla del Motagua, la cual forma la frontera tectónica entre las placas norteamericana y del caribe.
Cuando pasó el terremoto yo tenía 10 años, lo que recuerdo es cuando sentimos, se estaba moviendo la tierra, y las paredes, se estaban cayendo, al ver las paredes por los suelos, empezamos a llorar, porque yo tenía más hermanos pequeños, los vecinos también lloraban porque sus casa se habían caído”, recordó una mujer que vivió el terremoto de 1976.
En aquel entonces era común la construcción con adobe, lo cual agravo el proceso de búsqueda y rescate, pues todo fue reducido a escombros.
Aproximadamente entre 2:30 y 3:00 de la mañana, empezamos a sentir un movimiento muy fuerte, en la cama, nos levantamos y salimos inmediatamente en la puerta, y lo único que vimos fue una enorme polvareda en toda la cuadra, en ese entonces yo vivía cerca de la iglesia San José”, detalló otro guatemalteco que vivió el terremoto de hace 46 años.
Lo que si recomiendo que sí duerman con ropa, porque esa madrugada mucha gente salió desnuda a la calle”, dijo Carlos Rodríguez.
La religiosidad guatemalteca siempre ha estado presente y aunque la situación era difícil, los guatemaltecos no perdieron la fe.
El domingo 7 de marzo de 1976 se llevó a cabo una rogativa, con Jesús Nazareno de la Merced, como anécdota el agua, estaba totalmente controlada, no era fácil de acceder, entonces las personas guardaban como oro en paño el agua, no había opción de hacer alfombras de aserrín de colores o de pino. Entonces las personas por donde pasó la rogativa, lo que hiceron fue regar con agua el paso del Nazareno”, dijo el cronista de la Ciudad de Guatemala.
En el templo de la Merced, se resguarda la imagen de Jesús Nazareno de la Merced, tal como ocurrió hace 46 años, el próximo 26 de febrero, en el marco de los 300 años de ser nombrado el patrón jurado de la Ciudad de Guatemala, saldrá en una procesión de rogativa, en esta oportunidad por el fin de la pandemia.
ESTA ES LA NARRACIÓN DEL TERREMOTO DE 1976