A nivel mundial, 1 de cada 3 mujeres han experimentado violencia física y/o sexual a lo largo de su vida, siendo la forma más común la violencia en la pareja.
Las consecuencias para la salud física y mental de estos tipos de violencia son sustanciales. La violencia contra la mujer tiende a aumentar durante todo tipo de emergencias, incluidas las epidemias, por lo que es importante que los países de la Región sean conscientes de este problema y estén preparados para abordarlo durante la pandemia de Covid-19.
Por ello las mujeres han sido las más afectadas por la pandemia, así lo dieron a conocer representantes de la organización panamericana de la salud, (OPS).
En toda América hemos visto que la pandemia, ha colocado a los más vulnerables a mayor riesgo en una región que está llena de desigualdades, las mujeres de nuevo se han visto afectadas de manera desproporcionada.
Muchas mujeres tuvieron que asumir más responsabilidades en el hogar, como cuidadoras primarias, y siguen luchando para regresar a sus carreras, a medida los países tuvieron medidas de confinamiento para hacer más lenta la transmisión del virus.
Hubo un aumento de la violencia contra la mujer, en estos periodos las llamadas a las líneas de emergencia de violencia, aumentaron un 40 por ciento en algunos países.
También el Covid-19, tuvo un impacto significativo en la salud de las mujeres.
Como la gran mayoría de nuestra fuerza de trabajo, o de salud las mujeres están en las primeras líneas de atención para pacientes de Covid-19 y se han colocado a riesgo no es sorpresa que representaran un 72 por ciento de todos los casos de Covid-19, entre los profesionales de Salud”, dijo Carissa Etienne, directora de la OPS.
Asimismo, se explicó que la pandemia ha elevado la mortalidad materna. Una de cada de tres mujeres no ha tenido una atención adecuada en la pandemia, y casi el 77 por ciento de las mujeres en la región, tuvieron partos prematuros.
En el contexto de la pandemia del Covid-19, el aislamiento y las medidas de distanciamiento físico que se recomiendan ampliamente para prevenir la propagación del virus tienen un impacto particularmente agudo en las mujeres y niños/niñas que sufren violencia familiar.
Ello puede explicarse por un aumento de los factores de riesgo de violencia (por ejemplo, el estrés, las preocupaciones económicas, el alcohol) y una disminución de los factores de protección, incluidos el apoyo social y el acceso a los servicios de protección.