Quizás tendrá unos 55 años, es salvadoreña, contó que tiene más de 40 años de estar viendo en Guatemala.
Estas historias, en ocasiones, parece que están llenas de fantasía, o que existen en la realidad de otros países, pues la descripción que refieren no se acerca en nada a las calles anchas de las que se han adueñado los cuidacarros en zona 1.
Pero ella vive muy optimista, es poco común encontrarla triste, en el tiempo que conversamos, tan solo una vez dejó mezclar su tristeza con rabia, pero no lloró, -es una mujer valiente- solo lamentó darle todo a su pareja, recién la había encontrado con alguien más, pero no lloró, solo estaba enojada consigo misma.
Ya mencioné su optimismo porque sus condiciones de vida son terribles, porque no hace más que cuidar carros para ganarse la vida, a diferencia de muchos que cobran como si la calle se depreciara a diario, la tarifa es consciente, duele menos pagar sabiendo que es la calle la que usa para parquear los carros que cuida.
Pareciera que no se dobla ante el dolor
La semana pasada contó que estuvo enferma, llevaba mucho tiempo con un dolor de muela al que no le ponía atención pero no la dejaba dormir, en su lugar, habría ido de inmediato al médico. Pero esta era otra pena.
Con la pena del Covid-19 le dije que fuera a hacerse la prueba, dijo que era una gripe común o algún resfriado. Paso con frecuencia por el lugar, y vi que el viernes, esa mujer iba vestida con traje cual esquimal, claro, el frío de la madrugada no da tregua y ella madruga mucho.
No sé si mintió o no me quiso asustar pero dijo que dio negativo para Covid-19 pero que tiene una Neumonía.
Esa mujer lleva de pie desde el jueves con ese padecimiento, no quiere ir al Hospital General porque son muchas horas y pierde el trabajo con los clientes. Compró un medicamento de más de Q. 250.00, y no ha podido reposar, pero sigue de pie, vestida con traje de esquimal pero con la actitud de “Mañana estaré mejor, seño”.