Ruben tiene 19 años, vive en la zona 3. Él cuenta que cuando tenía 14 años descubrió su talento por el Hip Hop y que lo lleva en la sangre. Y seguramente ha sido así porque ha participado en eventos fuera del país, también ha hecho presentaciones en Chimaltenango y Sacatapéquez y asegura:
Dios siempre te va a dar bendiciones y provee mucha gente buena”
Rubén sale todos los días a la calle a hacer sus demostraciones de lo que él considera llevar en la sangre, a la vez, cuenta que la motivación para salir a diario a las calles es su pequeña hija y su esposa, quien lo anima a diario para seguir cultivando sus habilidades.
Para Winner, su nombre artístico, para improvisar y hacer Hip Hop únicamente se necesita un cuaderno y un lápiz, “escribo o improviso”, cualquier tema es llamativo para hacer Hip Hop, asegura.
En mi casa todos me apoyan, mi nena y mi esposa son mi motivación”
En sus palabras, hacer un texto para hiphopear en la calle es más fácil que caminar, dice. Su sueño inmediato es retomar sus estudios, hasta el momento, ha cursado el segundo grado del nivel básico y dice que sueña con llegar más alto, en los años siguientes quiere convertirse en un gran diseñador y unos años más, establecer su disquera o estudio de grabación para apoyar a sus compañeros que se dedican a la práctica de la improvisación como él lo viene haciendo desde hace varios años.
Realidades contrastantes
Como la historia de Rubén se repiten muchas otras en cada esquina de la ciudad, los ritmos y demostraciones van de uno a otro, las prácticas habilidosas también permiten ver rostros diferentes, incluso de migrantes que no solo transitaron por el país, se quedaron a experimentar la vida en Guatemala. Mas que talentos, la necesidad que apremia se observa a diario en las esquinas.