Lo que comienza como un inocente juego, puede ser el inicio de una adicción que está afectando a gente cada vez más joven, enganchada con las apuestas online, que van creciendo exponencialmente y abren puertas a una situación dramática, por la falta de conciencia de la enfermedad.
Según “Global Online Glambing Markets-Previsiones de 2022 a 2027”, el número de personas que participa en los juegos en línea está aumentando a un ritmo considerable. Según este informe, el mercado de apuestas se proyecta para el 2027, con una tasa de crecimiento anual del 10 por ciento, teniendo en cuenta los datos de American Gaming Association, para 2018 ya existían 2.800 sitios activos online con juegos como póker, lotería y bingo y, en 2023, dicha cifra se revela mucho mayor.
Así como crece el negocio, también aumenta la cantidad de adictos al juego o la ludopatía, impulsada por el uso compulsivo del celular, que brinda la posibilidad de apostar en cualquier momento y lugar, sin necesidad de llegar a ninguna sala de juegos o casino.
De acuerdo a los testimonios de exjugadores y especialistas a Mediatiko, el ludópata no sufre cuando juega sino por las consecuencias que deja como empobrecimiento económico y de las relaciones hasta olvidarse de las necesidades básicas de sí mismo.
A la penetración masiva de las apuestas en línea y la posibilidad de apostar mediante el celular, se le agrega la creciente difusión de las apuestas deportivas. “Cada vez vienen más jóvenes a las reuniones, utilizan las tarjetas de créditos, son gente digital, a parte esta forma de apuesta asociado con otras drogas, deja un panorama nefasto, los chicos son más vulnerables, antes nosotros teníamos que esperar a cumplir 18 para entrar a un casino, ellos a los 14 años con un celular ya están”, dijo Alex (46), uno de los Jugadores Anónimos, de nacionalidad ecuatoriana pero radicado hace 10 años en California, Estados Unidos.
La ludopatía es un trastorno mental clasificado entre los trastornos adictivos, pero que no depende de ninguna sustancia si no la conducta se centra en el juego persistente o recurrente, en línea o fuera de línea, que causa deterioro importante en varias áreas de vida de la persona.
“Ese patrón de conducta se caracteriza por pérdida de control sobre el juego y una necesidad cada vez mayor de jugar para conseguir la misma satisfacción, emoción o placer”, indica la doctora en psiquiatría, Pilar Fresco, quien trabajó mucho tiempo en un centro de referencia para el tratamiento de las adicciones en San Antonio, Paraguay.
Señaló que a nivel mundial se estima que hay una prevalencia de un 2 por ciento y en nuestra región, existen estudios que ratifican este número con cifras de entre 1.5 y 5 por ciento.
Tres caminos: cárcel, locura o suicidio
Generalmente, los jugadores adictos sólo buscan ayuda ciando llegan a una situación límite., ya inmersos en deudas y todo tipo de problemas, pero lo ideal es salir antes de entrar al “pozo sin fondo”. En cada país existen líneas telefónicas de ayuda y funcionan grupos de Jugadores Anónimos que aplican la misma regla del “Solo Por Hoy” de los Alcohólicos Anónimos.
“A las personas que tienen problema con el juego y las apuestas, les diría que busquen ayuda, que se acerquen a los grupos de autoayuda porque es la única manera de detener la enfermedad que no tiene cura, porque si no lo hace solo le quedan 3 caminos la cárcel, la locura o el suicidio”, indicó Carlos (51), coordinador de uno de los grupos de Jugadores Anónimos de Alto Paraná, Paraguay.
Llegó a través de su familia, quienes recurrieron a la hermana Regina Sian, fundadora de los grupos de autoayuda en el país guaraní. De eso pasaron muchos años, donde hubo recaídas, pero hoy día “hace 2 años 11 meses y 14 días estoy limpio y con concurrencia permanente al grupo”, contó.
Cuando el control se va de las manos
Algunos países tienen una legislación bastante avanzada en materia de regulación de los juegos de azar o los bingos, lo mismo se intentó con los tragamonedas, pero después aparecieron las maquinitas, que siguieron regulándose, hasta que el control se les fue de las manos con las apuestas vía internet.
Según Playtech, una compañía de desarrollo de software de juegos de azar, tomó datos de más de 2.500 jugadores de Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Chile. Señaló que el 84 por ciento de los argentinos que participan de estas plataformas de apuestas online no fue advertido sobre los riesgos de generar una adicción. Representa el porcentaje más alto en toda la región latinoamericana y contrasta, por ejemplo, con el 52 por ciento que indicaron los brasileños.
Existen algunas señales de alarma que permiten identificar a aquellos que podrían desarrollar una ludopatía: deseo fuerte e insuperable de jugar, dificultad para controlar el juego, persistencia del juego a pesar de las consecuencias perjudiciales, abandono de otras actividades placenteras. “Se juega más de lo que se planea, se invierte tiempo y energía en la búsqueda del juego. Todo esto puede traducirse en ausencias laborales, deterioro académico, disminución de la socialización, endeudamientos, problemas judiciales, entre otros”, citó la profesional Fresco como algunas de las consecuencias de la mano con la adicción.
“Pierdas o ganes, lo único que importa es jugar”
“Hace 16 años no apuesto, y tengo 20 de apostar”, indica Leo, de 68 años que acude con regularidad al grupo de Jugadores Anónimos en San Juan, de Argentina. “Empecé a jugar en forma social a las cartas, hubo un tiempo de mi vida que me mantuve con apuestas. A los 40, me enganché con el casino, siempre tuve la premonición de que nunca debía entrar a uno, hasta que por un tema emocional, quedé atrapado”, recuerda.
Su vida se volvió una pesadilla, ya no podía dormir, prácticamente desde que ingresó en la obsesión por el juego. “Uno se vuelve es esclavo, se transforma, el juego siempre existió, la consecuencia es lo que hace mal, puede ser juego, drogas o sexo. Al ser un jugador compulsivo, tu mente está continuamente pensando en jugar, no me interesaba nada, perdí los valores morales, no interesa más que jugar, se te instala en la cabeza, lo único que importa es buscar dinero para jugar, pierdas o ganes”, revela.
El programa de los doce pasos
“Es importante entender que para los trastornos mentales en general se prefiere el término remisión en vez de curación. Podemos definir remisión como la cual la mejoría parcial o incluso la desaparición de síntomas. La ludopatía es un trastorno crónico que requiere de un tratamiento de fase aguda y de mantenimiento para sostener la remisión”, explica la doctora Fresco.
Agrega que existen varios enfoques de tratamiento y en general requiere un abordaje multidisciplinario, el cual debe incluir psicoterapia individual, terapia grupal, grupos de apoyo como por ejemplo jugadores anónimos, terapia familiar y en algunos casos el uso de medicación psiquiátrica.
En cuando a los grupos de autoayuda, el modelo de recuperación de los Doce Pasos es el programa de tratamiento no profesional que ofrece Alcohólicos Anónimos creado y aplicado en Estados Unidos, en el año 1935 y que han imitado otras asociaciones como Narcóticos Anónimos, Cocaína Anónimos, Marihuana Anónimos, Al-Anon y Jugadores Anónimos, entre otros. Actualmente es uno de los principales soportes para los que padecen de esta enfermedad y está instalado en varios países de Latinoamérica.
“Mi vida era generar deudas, mentir continuamente y lo peor que mentís a los demás y te creas una propia mentira. Hay gente que toma, deja cuando quiere, esto es igual, pero nosotros tenemos problemas no somos sociales, apostar te puede llevar a la locura, la cárcel o suicidio”, indicó Denis (57), de Uruguay, mientras se preparaba para salir a una nueva reunión.
Leo recuerda que paró cuando se cansó de pasarla mal, cuando casi pierde el trabajo y a su familia, no podía dormir por los compromisos, las deudas, y buscó al psiquiatra y al psicólogo, fue a jugadores anónimos, se involucró en el programa y paró. Se fue sumando un día a la vez. “Hoy no juego, no sé mañana, estamos enfocados en solo por hoy. A partir de ahí, de a poco se va recobrando la confianza”, dijo.
Existe algunos prejuicios sobre el “timbero”, algunos dicen: “No paras porque no queres”, pero realmente, “no controlamos la adicción, solo yendo a los grupos por intermedio de terapias, con sugerencia de hermanos vamos recuperándonos. Empezamos a tratar de cambiar la forma de pensar y vivir. Es un largo camino de recuperación, pero vale la pena. Es como todo en la vida, trabajar en uno mismo. La recuperación lleva su tiempo, trabajamos la paciencia, paz, esperanza, fe”, describió otro de los jugadores anónimos consultados por Mediatiko.
Perdió sueldo y novias detrás de las apuestas
Hace 15 años y 5 meses que Hernando de 56 años, residente en Bogotá, Colombia dejó el juego. “A los 13, 14 años, empecé por los juegos rutinarios, parkes, naipes, igualmente, jugar a la cara y sello, a las monedas, juegos de calle, video juegos. Es que lo que pasa, nosotros creemos que el ser jugador compulsivo es sólo apuestas, pero se desarrolla antes, cuando sea por dinero o no, querés ser ganador. Yo quería superarlos, me metí a toda clase de juegos, en 1981 después inicié con las tragamonedas, ya era apostar ciertas monedas y esperando un premio”, recordó.
Contó que a los 18 años empezó en las salas de juegos, donde duraba días y noches apostando, y se retiraba, pero su pensamiento se quedaba allí, perdió varios empleos porque se dedicaba a jugar. Todo lo que ganaba era para alimentar el juego, la enfermedad es progresiva. “Les sacaba plata a mis amigos, pedía prestado, les llegué a robar, después tuve varias novias, las conquistaba, por tratar de aparentar que tenía una cita, pero a veces les pedía plata prestada para jugar, y al final me terminaban. Me quedé solo, sin novia ni nada, todo lo que conseguía era para jugar. Siempre me jugaba todo el sueldo”, señaló Hernando.
“Soy testimonio de que logré salir”
Si se alimentaba era por fuerza de voluntad, no sabía que era una adicción lo que tenía, era un vicio, mentía, robaba, manipulaba, se gastaba todo lo suyo y lo ajeno, siempre estaba en saldo rojo hasta que toda su familia y sus amigos se cansaron de decirle que aquello que vivía no era vida. Ya cuando se encontraba deteriorado física y emocionalmente. Cambió varias veces de religión, pedía perdón, pero volvía siempre a lo mismo.
“Recurrí a brujos, chamanes, me pasé haciendo promesas, juramentos hasta que ya no aguanté más. Como soy creyente, volví al mismo punto, volví a la iglesia de mi barrio y le pedí a Dios que me muestre el camino, ya cuando todos me cerraron las puertas. Le conté a un sacerdote, y él me habló de los doce pasos de recuperación, conocí a un grupo de alcohólicos anónimos, después conocí a Jugadores Anónimos”, relató.
Desde entonces, su vida cambió. Se encuentra trabajando, asistiendo a los grupos, recuperó la dignidad, la autoestima, y a su familia. “Ya no tengo deudas, tengo paz y tranquilidad para salir de esa problemática, antes vivía, pensaba y actuaba en torno al juego”, sostuvo.
Además, hizo una invitación a aquellas personas que crean que tienen un problema o les está afectando la vida personal o familiar el juego, recordó que puede ingresar a cualquier link del país que sea a www.gamblersanonymous.org/ga/ y encuentre una solución, así como él la encontró. “Se puede perder todo menos la esperanza, sí se puede, si se quiere salir del pozo. Se puede salir de la problemática, soy testimonio que logré a salir, lo importante es tener una vida normal y sana”, dejó Hernando como mensaje final.