Los combates entre el ejército sudanés y los paramilitares se intensificaron en la capital Jartum y en la región de Darfur, pese a una tregua de tres días que expira el viernes y que el ejército dijo se prolongaría por otros tres.
Poco antes del fin del cese el fuego, a medianoche del jueves (22:00 hora GMT), el ejército anunció su “prolongación por 72 horas suplementarias” atendiendo a “una iniciativa de Arabia Saudita y Estados Unidos”.
Las milicias de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) no han hecho hasta el momento ningún comentario al respecto.
El ejército había indicado la noche del miércoles que había aceptado enviar un representante a Juba, la capital de Sudán del Sur, para tratar con los paramilitares una posible extensión de la tregua.
Se busca prorroga
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, dijo el jueves que trabaja “activamente” para prorrogar el alto el fuego.
Los militares tampoco se pronunciaron sobre ninguna de esas declaraciones.
La tregua permitió evacuar a miles de extranjeros y sudaneses, sin detener los combates que se iniciaron el 15 de abril.
Aviones militares surcaron el jueves el cielo de los suburbios del norte de Jartum y los enfrentamientos con ametralladoras y armas pesadas prosiguieron, reportaron testigos a la AFP.
“Oí intensos bombardeos fuera de mi casa”, explicó un habitante de la capital sudanesa.
Conflicto
El conflicto enfrenta a las tropas del general Abdel Fatah al Burhan con los paramilitares liderados por el general Mohamed Hamdan Daglo.
Según el ministerio de Salud de Sudán, al menos 512 personas murieron y 4 mil 193 resultaron heridas en trece días de conflicto, pero es probable que el balance real sea más elevado.
Además de la capital, la violencia arrasa a otras regiones del país, especialmente en el estado de Darfur del Oeste.
En la capital de esta región, El Geneina, se registraron saqueos, asesinatos e incendios de viviendas, según la ONU. Esta zona ya fue escenario de una sangrienta guerra en la década de 2000.
La ONU, que interrumpió sus actividades tras la muerte de cinco trabajadores humanitarios, advirtió que ya no puede prestar ayuda en una zona donde “50 mil niños sufren de desnutrición aguda”.