Jartum volvió a ser teatro el jueves de los enfrentamientos que desde hace veinte días desangran a Sudán, dando por tierra con todos los anuncios de tregua entre los dos generales que luchan por el poder en una guerra que amenaza con detonar una crisis regional.
La violencia en Sudán es una tragedia” y “debe terminar”, declaró el presidente estadounidense Joe Biden.
El mandatario firmó una orden ejecutiva que amplía las posibilidades para poder imponer sanciones a los responsables.
Quienes se exponen a sanciones son “individuos responsables de amenazar la paz, la seguridad y la estabilidad” en ese país del noreste de África, de 45 millones de habitantes.
Informe de testigos
Testigos en Jartum informaron de ruidosas explosiones e intercambios de disparos en las calles desde la madrugada.
Los combates estallaron el 15 de abril entre el ejército regular del general Abdel Fatah al Burhan, líder de facto del país, y las fuerzas paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) de su antiguo aliado y ahora rival, Mohamed Hamdan Daglo.
Al menos 550 personas murieron y 4 mil 926 resultaron heridas desde el inicio del conflicto, según las últimas cifras del ministerio de Salud. La cifra real podría ser mucho más alta.
Los encarnizados combates también provocaron un éxodo masivo de la población, advirtió Naciones Unidas.
Más de 50 mil personas cruzaron el 3 de mayo” la frontera hacia Egipto, “más de 11 mil” hacia Etiopía y “30 mil hacia Chad”, informó.
La ONU estimó el jueves que necesitará 445 millones de dólares para ayudar a las personas que huyen de la violencia.
Su secretario general, Antonio Guterres, consideró “absolutament esencial” que la crisis no se extienda más allá de las fronteras.