Más de 3,8 millones de trabajadores recién despedidos en Estados Unidos solicitaron beneficios por desempleo la semana pasada a medida que la economía del país se hunde aún más en una crisis que se está convirtiendo en la más devastadora desde la Gran Depresión de la década de 1930. La cifra significa que más de uno de cada seis trabajadores estadounidenses no tiene empleo.
Ahora suman aproximadamente 30,3 millones de estadounidenses que han solicitado ayuda por desempleo en las seis semanas desde que el nuevo coronavirus que causa el COVID-19 comenzó a obligar a millones de empleadores a cerrar sus negocios y recortar sus fuerzas laborales.
Esa cifra supera la de las personas que viven en las áreas metropolitanas de Nueva York y Chicago combinadas, y es, con mucho, la peor serie de despidos registrados hasta ahora.
A medida que más empleadores recortan sus nóminas para ahorrar dinero, los economistas han pronosticado que la tasa de desempleo para abril podría llegar al 20%. Esa sería la tasa más alta registrada desde la de 25% durante la Gran Depresión.
El gobierno calculó esta semana que la economía se contrajo a una tasa anual de 4,8% en los primeros tres meses del año, la caída trimestral más marcada desde la crisis económica de 2008. Aun así, es probable que el panorama empeore mucho más: Se espera que la economía se contraiga en el trimestre de abril-junio a una tasa anual de hasta 40%. Ningún trimestre anterior había sido tan débil desde que el gobierno empezó a obtener tales cifras después de la Segunda Guerra Mundial.
Dado que negocios de todo el país han cerrado y despedido a decenas de millones de trabajadores, la economía se ha hundido a un nivel cercano a la parálisis en cuestión de pocas semanas. Fábricas, hoteles, restaurantes, tiendas departamentales, salas de cine y muchos negocios pequeños se mantienen cerrados. La venta de viviendas se desploma. Las familias están reduciendo sus gastos. Se viene abajo la confianza del consumidor.
Al tiempo que algunas señales de que el brote del virus puede haberse estancado en al menos ciertas zonas del país, unos cuantos gobernadores han dado pasos tentativos para empezar a reactivar sus economías. No obstante, las encuestas muestran que una gran mayoría de estadounidenses mantiene la cautela respecto a retomar las compras, los viajes y otras actividades económicas normales. Eso indica que muchas ramas de la economía lidiarán con ingresos reducidos en los próximos meses y quizá no sean capaces de recontratar pronto a los trabajadores despedidos.
El Economic Policy Institute (Instituto de Política Económica) ha calculado que aproximadamente a 70% de las personas que han solicitado prestaciones por desempleo desde que el virus se propagó les han sido aprobadas. El resto de las solicitudes podrían todavía estar pendientes o han sido rechazadas. Es probable que algunos solicitantes no ganaran el salario suficiente en sus trabajos anteriores para tener derecho a recibir las prestaciones por desempleo.