Los Gobiernos de Argentina y Brasil comenzaron a acercar posiciones en medio del peor momento de una relación bilateral que es estratégica pero que ha estado marcada por la permanente tensión entre los presidentes Alberto Fernández y Jair Bolsonaro.
El primer gesto de reconciliación lo llevó a cabo el embajador de Argentina en Brasil, Daniel Scioli, quien la víspera le presentó sus cartas credenciales al mandatario brasileño en una reunión que duró más de una hora.
La Cancillería señaló en un comunicado que Scioli “le transmitió el mensaje del presidente Alberto Fernández con la voluntad de trabajar juntos” y que la respuesta de Bolsonaro fue: “De corazón, quiere lo mejor para Argentina”.
Además de las palabras de distensión, la agenda del encuentro incluyó el decaído comercio bilateral y el rol estratégico que la relación entre Argentina y Brasil tiene para el Mercado Común del Sur (Mercosur), ya que son los dos países más grandes de un bloque en el que también participan Paraguay y Uruguay.
También estuvieron en la reunión el jefe de Cancillería de la Embajada argentina, Pablo De Ángelis; el canciller brasileño, Ernesto Araújo, y el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de Argentina, Flavio Viana Rocha, todos ellos encargados de “desideologizar” la relación para evitar que la antipatía de los presidentes tenga mayores impactos negativos.
En el afán de rescatar la importancia de la amistad bilateral, la Cancillería argentina recordó que también un 19 de agosto, pero de hace 110 años, el presidente electo Roque Sáenz Peña llegaba a Río de Janeiro para dar inicio a la relación entre ambos países
“Todo nos une, nada nos separa”, dijo entonces Sáenz Peña, mientras que el diplomático brasileño Barão de Rio Branco afirmó: “Razonablemente no podemos entrar en conflicto, porque nuestros ideales son los mismos”.
Pero contrario a estos discursos históricos, el conflicto ha sido permanente desde el año pasado y ha provocado situaciones inéditas en el plano bilateral.
Desencuentros
Los problemas comenzaron cuando Bolsonaro se involucró en las elecciones presidenciales del año pasado en Argentina y tomó partido abiertamente por el expresidente Mauricio Macri, quien buscaba la reelección.
“Lo lamento. No tengo una bola de cristal, pero creo que Argentina ha escogido mal”, dijo Bolsonaro en octubre, cuando Fernández ganó los comicios después de meses en los que el brasileño insistió en atacar al peronismo y a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, insultos incluidos.