“Como nación, no debemos volvernos indiferentes a semejante dolor”, dijo Biden en un comunicado el jueves. “Para sanar, debemos recordar. Debemos permanecer atentos frente a esta pandemia y hacer todo lo que podamos para salvar la mayor cantidad posible de vidas”.
El virus ha causado más de 995.000 muertes en Estados Unidos y al menos 6,2 millones en el mundo, según cifras de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades y la Organización Mundial de la Salud.
El presidente pidió al Congreso que provea más fondos para pruebas, vacunas y tratamientos, algo que los legisladores se han mostrado reticentes a aprobar hasta ahora.
La falta de fondos —Biden ha pedido 22.500 millones de dólares adicionales que considera cruciales— es un reflejo de la voluntad que flaquea en el país y pone en peligro la respuesta global a la pandemia.
Ocho meses después de la primera cumbre, en la que anunció la promesa ambiciosa de donar 1.200 millones de vacunas para el mundo, el sentido de urgencia de Estados Unidos y otros países para responder se desvanece.
Ha disminuido el impulso de distribuir vacunas y tratamientos, al tiempo que aumentan las variantes más infecciosas y millones de personas en el mundo no están inmunizadas.
La Casa Blanca dijo que Biden iniciará la cumbre virtual en las próximas horas con un discurso pregrabado en el que dirá que la lucha contra el COVID-19 “debe seguir siendo una prioridad internacional”. Los anfitriones de la cumbre son Estados Unidos, Alemania, Indonesia, Senegal y Belice.