El presidente brasileño Jair Bolsonaro rebatió el jueves las críticas de los mandatarios de Francia y Alemania, quienes han cuestionado su falta de compromiso con el cuidado del medioambiente, y dijo que en el pasado líderes extranjeros influenciaron las decisiones en ese rubro “dificultando el progreso del país”.
“No tienen autoridad para discutir la cuestión ambiental con nosotros”, dijo el mandatario durante un desayuno con el frente parlamentario ruralista en el palacio presidencial del Planalto.
El Mercosur y la Unión Europea concretaron el viernes un acuerdo de libre comercio que ahora deberá ser refrendado por los Congresos de todos los países. Pero el martes el ministro de Medio Ambiente francés reiteró que Brasil debe “respetar sus compromisos” en relación con la protección de los bosques amazónicos para que el acuerdo no se caiga.
Bolsonaro dijo que tras reunirse la semana pasada con los líderes europeos en Osaka, en la cumbre del G20, se llevó la impresión de que “ellos creían que estaban tratando con gestiones anteriores… Creían que después venían para acá, demarcaban decenas de áreas indígenas, ampliaban áreas de protección y dificultaban nuestro progreso”.
Bolsonaro aseguró que desestimó una propuesta de Macron para tener una reunión conjunta con Raoni, un líder indígena del Amazonas que ha ganado visibilidad por defender la preservación de los pueblos originarios. “Le di un rotundo no. No lo reconozco como autoridad. (Raoni) es un ciudadano como cualquier otro”, dijo el presidente brasileño.
Macron había amenazado con boicotear el acuerdo de libre comercio entre bloques si Bolsonaro decidía abandonar el acuerdo climático de París.
Las críticas a Europa se producen mientras en el plano local peligra la continuidad del multimillonario Fondo Amazonia, una iniciativa creada en 2008 para contener la deforestación del pulmón verde del planeta. El Fondo ha funcionado gracias a los aportes de los gobierno de Noruega y Alemania, los dos principales donantes. Pero tras cuestionamientos sobre su efectividad, el gobierno brasileño impulsa modificaciones sobre su funcionamiento.
Entre 2008 y 2018 el Fondo reunió más de 1.200 millones de dólares para proyectos para combatir la deforestación. El 90% de los recursos fueron aportados por Noruega.
El gobierno de Bolsonaro quiere usar recursos del Fondo para indemnizar a propietarios rurales expropiados en áreas de protección ambiental e incrementar el número de representantes del gobierno en el consejo que define cómo se utiliza el dinero.
“Existe esa posibilidad (extinguir el Fondo), pero queremos evitarla”, admitió la víspera el embajador alemán Georg Witschel luego de una reunión con su par de Noruega y con el ministro de Medio Ambiente brasileño, Ricardo Salles.
Salles ha contrariado el consenso existente entre los científicos sobre la efectividad del Fondo y dijo que deben construirse “indicadores que demuestren el resultado del uso de recursos”.
En junio la deforestación de la Amazonia creció un 88% respecto del mismo mes del año pasado, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial.
La agenda climática ha sido uno de los temas más cuestionados por organizaciones civiles y la oposición al gobierno de Bolsonaro, quien ha puesto en duda el cambio climático.