Como ocurre tan a menudo en la vida de un futbolista, llegó el día en que su club le dijo a Anatole Ngamukol que iba a prescindir de sus servicios.
El Reims decidió que no tenía cabida para un delantero que había ayudado a que ascendiese a la primera división francesa. Acababa de cumplir 30 años y no estaba anotando demasiados goles.
El club propuso rescindir el contrato.
Pero Ngamukol tenía otras ideas. No le habían llegado ofertas y tenía una familia que alimentar y otro hijo en camino. Por ello, este jugador que militó en clubes de España y Suiza decidió que prefería seguir en el club, con el que tenía contrato por otro año.
Fue entonces que las cosas se pusieron feas, según el jugador.
En lugar de darle la oportunidad de volver a ganarse un lugar en el plantel, Ngamukol dice que el Reims lo condenó al purgatorio. Lo hizo entrenar con el equipo de reserva, con el que no jugó partido alguno, y a veces se tuvo que entrenar a solas, corriendo alrededor del terreno mientras sus compañeros preparaban el próximo partido.
Ngamukol sospecha que el club trataba de presionarlo para que se fuese solo, sin tener que pagarle el sueldo que disponía el contrato.
Es una táctica bastante difundida en el mundo del fútbol, que los franceses describen con una palabra en inglés, “le loft”, dando a entender que a uno lo encierran en una buhardilla si deciden que el jugador ya no les es útil.
Excluidos del equipo, distanciados de sus compañeros, los jugadores sometidos al hostigamiento más severo dicen que se sienten marginados, sometidos a humillaciones como el que se les niegue el acceso a los vestuarios, al estacionamiento, a las duchas y a otras instalaciones.
Ngamukol declaró a la Associated Press que dirigentes del club le dijeron: “No vas a jugar un solo minuto, nada, ni serás parte del equipo”.
Él y otro marginado por su club, Hatem Ben Arfa, acudieron a los tribunales. Sus abogados aducen que al excluirlos de los planteles de Reims y de París Saint Germain respectivamente, los clubes incurrieron en actos de hostigamiento laboral.
Ben Arfa, considerado una de las grandes promesas del fútbol francés, radicó su demanda el 1ro de febrero.
Se unió al PSG en el 2016. Anotó dos goles en los cuartos de final de la Copa de Francia en abril del 2017, pero no volvió a jugar hasta que terminó su contrato, en junio del 2018. Fue un exilio que abarcó 70 partidos.
¿Las razones? Aparentemente ofendió al presidente del PSG al criticarlo frente al propietario del club, según el abogado de Ben Arfa, Jean-Jacques Bertrand.
El jugador de más renombre que ha sido marginado esta temporada es Adrien Rabiot, del PSG, supuestamente porque se negó a firmar un nuevo contrato. No juega desde diciembre.
“Es un asunto colectivo”, manifestó Ngamukol. “Hay muchos otros jugadores que están pasando por esto. Tenemos que decir ¡basta!”.
“No es fácil”, acotó. “Pero quiero que mis hijos se sientan orgullosos de mí. Tienes que conservar tu dignidad. Cuando te pisotean todos los días, te afecta psicológicamente”.