No siempre son personas con trastornos mentales y, aunque no actúan con la intención de hacer daño, tampoco sienten remordimiento.
Terroristas medioambientales, maliciosos, psicópatas. Hemos usado muchos adjetivos para describir a esas personas que sin razón alguna pueden llegar a dañar hectáreas de áreas verdes.
Pero lo cierto es que hay un no menor 1% de la población a la que el fuego le aporta placer y emoción. Son incendiarios puros, es decir, sufren de un trastorno psiquiátrico caracterizado por el impulso de iniciar un incendio sin más propósito que observar el fuego devorando todo a su paso.
Según un artículo de la revista Quo, hay un importante 97% de los casos en que el responsable está libre de enfermedad mental. Unos estarían provocados por una conducta instintiva y otros por un mal uso del fuego. Éstas son al menos las conclusiones de Iván Gasman, psiquiatra de la Unidad para Trastornos Difíciles Henri Colin Villejuif, en Francia.
Ya desde niños, se puede observar este desorden. Los pequeños muestran una particular fascinación por el fuego. En adultos prender fuego también es símbolo de poder y virilidad ya que el 80% de los incendiarios son hombres. De ellos, menos del 5% sufren enfermedad mental, es decir, actúan a conciencia. En el caso de las mujeres, el móvil suele ser la venganza personal y es aún más raro encontrar en ella trastornos psiquiátricos, aunque muestran también una marcada inestabilidad emocional.
Los pirómanos generalmente actúan de forma poco organizada y apresurada, promoviendo a veces falsas alarmas. Muchos se mantienen en las proximidades y participan en las tareas de extinción. Una vez detenidos, suelen colaborar y admiten los hechos, pero sin remordimiento o culpa. Esto se daría no por falta de empatía, sino por ese ciclo de emoción y gratificación, muy similar al de un adicto al alcohol.
Cuando hay detrás un trastorno mental, Gasman indica que se requiere tratamiento psicológico y psiquiátrico, Antes es necesario definir el perfil y comprobar si su comportamiento responde a una enfermedad como esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión. También habrá que determinar en cada caso si el fuego pudo iniciarse de forma accidental por un individuo afectado por alzhéimer u otra demencia.
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