España se prepara para el juicio más importante del país en cuatro décadas de democracia esta semana, cuando una docena de separatistas catalanes enfrenten cargos, incluido el de rebelión, por un fallido intento de independencia en 2017.
El juicio, que arrancará el martes, será emitido en vivo por televisión y todos los ojos estarán puestos en la imparcialidad el Tribunal Supremo español.
Los independentistas catalanes han atacado la credibilidad de la corte alegando que es un títere en manos del gobierno y que cualquier fallo tendrá carácter político y se habrá decidido de antemano.
“En realidad, lo que se juzgará es la misma democracia”,
escribió Oriol Junqueras, uno de los acusados, desde prisión a las preguntas enviadas por The Associated Press.
“Estamos a las puertas de un juicio en el cual, en base a una investigación y una instrucción parciales y plagada de falsedades e irregularidades, se está intentando criminalizar una opción política; una ideología”.
El presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, rechazó ese argumento y señaló que es el juicio más importante desde la transición a la democracia, en 1977, tras la muerte del dictador Francisco Franco.
Las autoridades españolas apuntan que los separatistas tienen garantizado un juicio justo por la misma democracia fundamentada en un estado de derecho que supuestamente violaron.
Es probable que el juicio se prolongue durante al menos tres meses. El veredicto, y cualquier sentencia, se conocerán meses más tarde.
Más de 500 testigos están llamados a declarar ante el alto tribunal, incluyendo el expresidente del gobierno Mariano Rajoy, funcionarios de los gobiernos catalán y central, agentes de policía y ciudadanos de a pie.