El brote vírico en Corea del Sur siguió creciendo y millones de niños en Japón se quedaron en casa el lunes en lugar de ir a clase, mientras las autoridades de más de 60 países combatían una epidemia que ya ha llegado a Estados Unidos, donde han muerto dos personas y había indicios de un brote mayor.
Mientras en todo el mundo se abrían nuevos frentes de batalla contra el nuevo coronavirus, pacientes recuperados salían de los hospitales y zonas de aislamiento construidos a toda velocidad en China, liberando camas en la ciudad más golpeada por la COVID-19, la enfermedad que produce el virus.
Corea del Sur informó de 476 casos nuevos, sumando un total de 4 mil 212. Veintidós personas han muerto.
La sensación de crisis en aumento golpeó los mercados financieros, vació las calles principales y atracciones turísticas y obligó a millones de personas a cambiar su rutina.
En Japón, muchas escuelas empezaron a seguir el plan del primer ministro, Shinzo Abe, de cerrar durante más de un mes al final del curso académico japonés.
Si bien el virus ha causado problemas graves especialmente entre ancianos y personas con problemas de salud previos, la mayoría de los pacientes han tenido síntomas leves y algunos infectados parecen no mostrar síntomas en absoluto.
Pero los esfuerzos por contener el virus son amplios.
El Museo del Louvre cerró después de que Francia limitara las grandes aglomeraciones, y Estados Unidos desaconsejó viajar a la región del norte de Italia donde se concentra el foco local de infecciones. Los brotes y los crecientes reparos a viajar podrían asestar un duro golpe a los sectores turísticos de esos países. La primavera y especialmente la Semana Santa o Pascua, es una época muy popular de viajes con niños a Francia e Italia.