Existe preocupación por el incremento de cadáveres localizados envueltos en sábanas o nilón. Los macabros hallazgos se han realizado en distintos puntos y la mayoría de los cuerpos presentan señales de extrema violencia.
Este viernes fueron localizados los cuerpos de un hombre y una mujer en la orilla de la carretera en el kilómetro 20.3 ruta de Santa Lucia Los Ocotes a San José Pinula.
Datos
Uno de nuestros equipos periodísticos habló con Moisés Ortiz porta voz del Ministerio Público (MP), quien proporcionó algunos datos con respecto a tema.
De acuerdo al vocero, del 1 de enero al 7 de noviembre se localizaron 43 persona envueltos en sábanas, nailon, maletas u otras como costales. (con los dos cuerpos localizados este viernes 8 de noviembre se contabilizan un total de 45).
El departamento Guatemala es donde más cuerpos se han localizado con un total de 37 personas (estadística hasta el 7 de noviembre). Solo el municipio de Guatemala se registran 22 casos (7 en la zona 18, mientas que en la zona 25 fueron otros dos los cuales se encontraron el pasado 17 octubre en Santa Lucia los Ocotes), le sigue Mixco con 6 y el resto han sido hallados en Chinautla, San José Pinula, Villa Canales, Villa Nueva.
Mientras que Barberena, Santa Rosa, fueron dos los cadáveres encontrados, al igual que en Sacatepéquez, uno en Antigua Guatemala y otro Santiago Sacatepéquez. El listado lo completa San José La Arada Chiquimula y Morales Izabal (estadística hasta el 7 de noviembre).
Mensaje de mutilación o descuartizarían de cadáveres
Según analistas en criminología y expertos forenses, el descuartizamiento de cuerpos es una práctica criminal que se ha convertido en un flagelo en la sociedad, especialmente en Guatemala.
Estas acciones están inmersas en un contexto de crímenes atroces y delincuencia organizada que la utilizan con múltiples objetivos que al unirse llevan a tratos crueles e inhumanos, mensajes sanguinarios y su principal objetivo de infundir terror en las comunidades como manera extrema de coacción.
También señalan que estas prácticas son utilizadas comúnmente por estructuras criminales denominadas pandillas, aunque también son practicadas eventualmente por otros grupos que aprovechan la coyuntura de terror para cometer sus crímenes.