Familiares y amigos le dieron el último adiós a don Emiliano Pérez, a quien cariñosamente sus vecinos lo conocían como Don Milo, y quien fue el último a quien se le dio cristiana sepultura en el camposanto de Santo Domingo Los Ocotes, de donde eran originarias varias víctimas mortales del accidente en La Paz.
Decenas de personas acompañaron a los deudos, muchos de ellos caminando con flores detrás de la caravana fúnebre.
El féretro de Don Emiliano, permaneció unos minutos más antes del entierro en la casa de su hijo en donde sonó su canción favorita: “Señora de las cuatro décadas”, del cantautor guatemalteco Ricardo Arjona.
Don Emilio Pérez Canté era un trabajador municipal, una de las 14 personas originarias de esa aldea ubicada en el municipio de San Antonio La Paz, en el departamento de El Progreso.
Poco antes, también se dio acompañamiento a Julio César Arrivillaga, un vendedor de plátano de la comunidad, otra de las víctimas fatales del percance. Los vecinos se han solidarizado con los familiares de los sobrevivientes de estos hechos.
Don Milo preparó su nicho horas antes
En este caso en particular, llamó la atención lo que compartieron familiares, y es que horas antes de fallecer, don Milo fundió el nicho en donde hoy fue sepultado. “A ver si no soy yo el primero en usarlo” le dijo a uno de sus hijos sin imaginar que se cumpliría.
Familiares captaron el momento.

No quieren más muertes por no seguir la tradición del pueblo
En medio de esta situación también surgen las supersticiones, Marín Pérez, hijo de don Milo comentó que según la tradición del pueblo, todo fallecido debe dar la vuelta en La Cruz del Calvario, y posicionar la cabeza en dirección a donde sale el sol y los pies al lado donde se oculta.
Indicó que ayer se dice que por la cantidad de entierros al mismo tiempo y el movimiento que había, alguno de los muertos fue enterrado al revés y a las 10 de la noche sonaron las campanas de la iglesia informando de otro fallecimiento.
Se trata de doña Juanita Rivera, una de las abuelas de la comunidad. Ahora, el hijo de Don Milo, dijo que cumplirán con la tradición para evitar otra tragedia.
Entre ayer y hoy, en el cementerio de la comunidad se inhumaron los cuerpos de 7 de las víctimas ya que cinco, entre ellos la maestra Mariela y sus hijos, así como Manuel Tzib y Alba Roselia Hernández González, fueron trasladados a cementerios de otras localidades.