Las fuerzas estadounidenses en el nordeste de Siria se harán a un lado y despejarán el camino para un previsible ataque turco, según dijo el domingo la Casa Blanca, lo que supone abandonar a los combatientes kurdos que lucharon junto a las fuerzas estadounidenses en la larga batalla para derrotar al grupo extremista Estado Islámico.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, lleva meses amenazando con lanzar una ofensiva militar contra las fuerzas kurdas en el norte de Siria, a las que considera una amenaza para su país. Legisladores tanto republicanos como demócratas han advertido que permitir el ataque turco enviaría un preocupante mensaje a los aliados del país en todo el mundo.
Las tropas estadounidenses “no prestarán apoyo ni participarán en la operación” y “ya no seguirán en la zona inmediata” en el norte de Siria, indicó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, en una inusual declaración el domingo por la noche que no mencionó el destino de los kurdos. Hay unos 1.000 militares estadounidense en la región, y un alto cargo del gobierno dijo que se retirarían de la zona y quizá del país, si se abren combates generalizados entre fuerzas kurdas y turcas.
La decisión es una muestra patente del interés de Trump por poner fin al despliegue de tropas estadounidenses fuera del país, una de sus principales promesas de campaña. Pero su objetivo de conseguir retiradas rápidas de Siria, Irak, y Afganistán ha chocado con las preocupaciones de autoridades estadounidenses y aliados del país sobre los peligrosos vacíos que dejaría su marcha.
Trump, que afronta un proceso de juicio político en casa, parece más centrado ahora en cumplir sus promesas electorales, incluso a riesgo de enviar un preocupante mensaje a los aliados de Estados Unidos en el extranjero.
Trump anunció en diciembre que retiraría las tropas estadounidenses de Siria, lo que despertó una condena generalizada por abandonar a sus aliados kurdos ante la ofensiva turca. La noticia provocó la renuncia en protesta del entonces secretario de Defensa Jim Mattis, y un esfuerzo coordinado por el entonces asesor de seguridad nacional John Bolton para intentar proteger a los kurdos.
Las Fuerzas Democráticas Sirias, de liderazgo kurdo, amenazaron con una firme respuesta a cualquier incursión turca.
“No dudaremos en convertir cualquier ataque sin provocación de Turquía en una guerra abierta en toda la frontera para DEFENDERNOS a nosotros mismos y a nuestra gente”, tuiteó el sábado el portavoz de las FDS Mustafa Bali.
Un funcionario kurdo que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a la prensa dijo el lunes que esperaban una operación turca limitada y que seguían trabajando para determinar qué ocurriría con las tropas estadounidenses en la región. La impresión es que las fuerzas de liderazgo kurdo tienen un derecho legítimo a la autodefensa, añadió.