El gobernador de Virginia pidió una investigación exhaustiva al caso de un agente que fue contratado por la policía estatal y terminó cruzando el país hasta California para secuestrar a una niña de 15 años, matar a tres miembros de su familia y al final suicidarse.
La policía de Virginia y la comisaría para la cual trabajó dicen que no hallaron señales de lo que sucedería en las verificaciones de antecedentes antes de contratarlo.
Pero en las semanas transcurridas desde que Austin Lee Edwards se desmandó en Riverside, California, se volvió claro que la policía de Virginia pasó por alto las señales sobre su salud mental que saltaban a la vista antes de que lo contrataran en 2021.
El gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, ha exigido que la inspectoría general del estado realice una “investigación exhaustiva”.
“Creo que hubo error humano aquí”, dijo Youngkin la semana pasada cuando un periodista le preguntó si no se debería haber averiguado mejor los antecedentes de Edwards.
“No debemos permitir que esto vuelva a suceder”, dijo Youngkin.
Edwards entró a la academia de policía en julio de 2021, se graduó en enero y trabajó apenas nueve meses hasta que renunció en octubre. Fue contratado como subjefe de la comisaría del condado de Washington, Virginia, el 16 de noviembre, nueve días antes de los asesinatos en California.
Las autoridades de California dicen que Edwards se hizo pasar por un chico de 17 años cuando se comunicaba con la niña. Ella cortó la comunicación cuando él le pidió que le enviara fotos desnuda.
El 25 de noviembre, Edwards mató a la madre y los abuelos de la niña e incendió su casa de Riverside, unos 80 kilómetros 5 al sureste de Los Ángeles.
Horas después, Edwards se suicidó durante un tiroteo con la policía de San Bernardino. La niña fue rescatada y entregada a sus familiares, quienes dicen que está en terapia por el trauma sufrido.