El gobierno del presidente Joe Biden anunció el jueves que comenzará inmediatamente a rechazar a los cubanos, haitianos y nicaragüenses que crucen ilegalmente la frontera entre Estados Unidos y México, una importante ampliación del actual mecanismo que ya impide el paso a los venezolanos que intenten entrar a suelo norteamericano.
En su lugar, el gobierno anunció que aceptará al mes a 30.000 personas de las cuatro naciones durante dos años y que les ofrecerá la posibilidad de trabajar legalmente, siempre y cuando procedan de forma legal, tengan patrocinadores que reúnan los requisitos y superen los controles de antecedentes.
Ciudadanos de estas cuatro naciones se encuentran entre los que más han aumentado los cruces fronterizos de migrantes, sin que exista una forma fácil de devolver rápidamente a los migrantes a sus países de origen.
Se trata de un cambio descomunal en las normas de inmigración, y se mantendrá aunque la Corte Suprema de Estados Unidos ponga fin a una ley de salud pública de la presidencia de Donald Trump que ha permitido a las autoridades norteamericanas rechazar a los solicitantes de asilo.
La nueva política podría resultar en que 360.000 personas de estas cuatro naciones ingresen legalmente a Estados Unidos en un año. Actualmente, sin embargo, muchas más personas de esos países intentan cruzar a pie a suelo estadounidense. Los migrantes de esos cuatro países fueron detenidos 82.286 veces sólo en noviembre.
El gobierno de Biden ha tenido problemas para manejar el creciente número de migrantes que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México y se ha mostrado reacio a tomar medidas de línea dura que se asemejarían a las del gobierno de Trump. Eso resultó en un aluvión de críticas de los republicanos, quienes dicen que el presidente demócrata es ineficaz en cuanto a la seguridad fronteriza.
Biden estaba por hablar de los cambios a su política fronteriza en un discurso el jueves más tarde. Este fin de semana viajará a El Paso, Texas, su primer viaje a la frontera sur como presidente, antes de un programado viaje a la Ciudad de México el lunes, para reunirse con los mandatarios de México y Canadá.
Según la Casa Blanca, México acordó aceptar hasta 30.000 migrantes por mes de los cuatro países que intentan cruzar a pie o a nado la frontera entre Estados Unidos y México.
Durante la presidencia de Trump, Estados Unidos exigió a los solicitantes de asilo que esperaran al otro lado de la frontera, en México, pero los masivos retrasos del sistema de inmigración estadounidense crearon demoras largas, lo que llevó a que surgieran campamentos fétidos y peligrosos en la frontera, donde los migrantes se veían obligados a esperar. Ese sistema terminó bajo la presidencia de Biden, y los migrantes que son devueltos actualmente no serán elegibles para recibir asilo.