Aunque no existe claridad de las “dosis” necesarias y específicas para cada tipo de cáncer, la idea es prescribir el ejercicio en vez de solo recomendarlo, pues reduce el riesgo de sufrir al menos siete tipos de tumores: el de mama, colon, endometrio, riñón, hígado, mieloma y linfoma no Hodgkin, según señala un estudio.
La principal autora de este trabajo epidemiológico, Alpa Patel, de la Sociedad Americana del Cáncer asegura que “nuestros datos aportan un fuerte respaldo a la idea de que los niveles recomendados de ejercicio también son importantes para la prevención del cáncer”.
La investigación se publicó recientemente en Journal of Clinical Oncology. Allí, un equipo de expertos del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, de la Sociedad Americana del Cáncer y de la Escuela de Salud Pública de Harvard ha analizado los datos de nueve estudios prospectivos que implican a más de 750.000 adultos.
Cuando el gasto energético semanal era mayor, los beneficios se multiplicaban. Patel y su equipo comprobaron que si un individuo realizaba una actividad de mayor intensidad, como aeróbico running, durante 30 minutos cinco veces a la semana (lo que equivale a 15 MET horas semanales), por ejemplo, tenía un riesgo 14% menor de sufrir cáncer de colon, 17% menor de tener tumor en el riñón, 27% menor de cáncer de hígado y 19% de padecer mieloma. En el caso de una mujer, se reducen las probabilidades de presentar cáncer de mama en un 10%, de endometrio en un 18% y linfoma de Hodgkin en otro 18%.
Para los especialistas, el ejercicio no solo mejora los síntomas sino también el estado de ánimo, motivación, mitiga el insomnio, ansiedad, miedo, también sirve para recuperar un peso saludable, potenciar el funcionamiento cardíaco y pulmonar entre otros beneficios. Para ellos, la idea sería lograr diseñar un plan particular adaptado a cada paciente tanto para prevenir como para superar esta enfermedad.
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