Tras un día de suspensión, este martes ha continuado en Bruselas la cumbre extraordinaria del Consejo Europeo dedicada al reparto de altos cargos en las instituciones de la Unión Europea.
Los representantes de los países miembros de la organización deben nombrar a los nuevos presidentes de la Comisión y el Consejo europeos, además del alto representante para la Política Exterior de la entidad.
La figura más controvertida es el político socialista de los Países Bajos, Frans Timmermans, propuesto por varios países a la presidencia de la Comisión Europea. A su elección se oponen la República Checa, Eslovaquia, Hungría e Italia, que proponen para el cargo al líder del grupo del Partido Popular Europeo, el alemán Manfred Weber.
Los Gobiernos de los países de Europa oriental rechazan la candidatura del neerlandés por sus vínculos con el esquema de cuotas de migrantes.
“El Sr. Timmermans es inaceptable para nosotros […] Tenemos una visión completamente diferente de la migración. Siempre estuvo detrás de las cuotas”, aseguró el primer ministro checo, Andrej Babis.
Este lunes, tras 20 horas de discusión, la cumbre fue suspendida por el presidente de la UE, Donald Tusk, por la falta de un acuerdo entre los participantes.
“Hoy hemos terminado en fracaso, esto da una imagen muy mala tanto del Consejo como de Europa”, afirmó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, agregando que el resultado negativo de la reunión se debe a “algunas ambiciones personales”.
El profesor de relaciones internacionales de la Universidad Europea de Valencia, Jorge Mestre Jordá, declaró que “la Unión Europea es víctima de su propia enfermedad, que es la falta de democracia”.
A pesar de que la UE está compuesta de Estados democráticos, los cargos más importantes de la organización comunitaria —los de presidente de la Comisión Europea y del Consejo Europeo—, no los eligen los ciudadanos. Como resultado, los líderes europeos debaten el tema “como si fuese el reparto de botín”, explicó.