La capital de España intentaba volver a la normalidad tras su mayor nevada en 50 años, que paralizó gran parte del centro del país durante el fin de semana. La tormenta ha dejado paso a una ola de frío, en una ronda de clima invernal que está afectando a la distribución de la necesitada vacuna contra el coronavirus.
El brusco descenso en las temperaturas el lunes congeló gran parte de la nieve, que alcanzó los 50 centímetros (20 pulgadas) en algunas zonas urbanas. Las autoridades pidieron a la gente que evitara salir de casa si no era imprescindible.
Casi 700 carreteras seguían afectadas en toda España, y hacían falta neumáticos de invierno o cadenas en casi la mitad, según la Dirección Nacional de Tráfico.
En Madrid, las autoridades pidieron a la población que evitara las pocas calles que protección civil y la Unidad Militar de Emergencias habían logrado despejar para ambulancias y vehículos de emergencias.
Muchos de los principales servicios de la ciudad seguían cerrados el lunes, incluido el principal mercado mayorista de alimentación, aunque algunos supermercados y quioscos abrieron por primera vez en tres días.
Algunos vecinos, algunos con crampones y bastones de nieve, trataban de desplazarse con cuidado por la nieve congelada para llegar a las estaciones de metro.
El sistema de metro subterráneo era la única forma viable de ir a trabajar en transporte público. Estaba previsto que los trenes de cercanías en Madrid y la línea de alta velocidad entre Barcelona y Madrid volvieran a funcionar más tarde el lunes, según la compañía nacional Renfe.
El aeropuerto, que llevaba cerrado desde el viernes por la noche, registró una docena de vuelos de entrada o salida el lunes, y esperaba reanudar las operaciones con normalidad a lo largo del día, según dijo el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, en una entrevista con la televisora pública española TVE.
Pero una remesa de 350.000 dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech, que España esperaba recibir el lunes en el aeropuerto de Madrid, tuvo que desviarse a la ciudad norteña de Vitoria, donde se emprendió la difícil tarea de distribuirla por tierra al resto del país.
Las escuelas cerraron el lunes en las regiones de Castilla La Mancha, Madrid y otras muchas zonas del país.
Al menos cuatro personas murieron debido a inundaciones o bajas temperaturas provocadas por la tormenta Filomena. La borrasca también atrapó a unas 1.500 personas en sus vehículos, algunas de ellas durante hasta 24 horas.
Por AP.