Hernández, extraditado a Estados Unidos el mes pasado, enfrenta tres cargos: asociación delictiva para importar cocaína, posesión de armas y herramientas destructivas y asociación delictiva para usar armas y herramientas destructivas. Actualmente está preso en la cárcel Metropolitan Detention Center, en Brooklyn.
“No culpable, su señoría”, dijo el exmandatario el martes cuando el juez Kevin Castel, en la corte federal de Manhattan, le preguntó cómo se declaraba. Los fiscales dijeron durante la audiencia que tienen como pruebas grabaciones, material sustraído de aparatos electrónicos y conversaciones interceptadas, entre la evidencia contra el expresidente.
Hernández era presidente de Honduras hace cuatro meses y alguna vez fue considerado por las autoridades estadounidenses como un aliado clave en la guerra contra el narcotráfico. Sin embargo, las autoridades de Estados Unidos aseguran que entre aproximadamente 2004 y 2022 el expresidente participó en una conspiración para permitir que carteles de la droga enviaran millas de kilos de cocaína a Estados Unidos a cambio de millones de dólares en sobornos.
El martes, Raymond Colón, abogado de Hernández, se quejó ante el juez del poco acceso que ha tenido a su cliente y pidió que se le saque del confinamiento solitario al que ha sido sometido en la cárcel. Agregó que Hernández no ha podido llamar a su familia y no tiene acceso a dinero que su equipo de defensa ha intentado enviarle.
“Está siendo tratado como un prisionero de guerra”, dijo Colón.
Por otro lado, el juez pidió el martes a los abogados y fiscales del caso que empiecen a preparar las pruebas del juicio a Hernández y que se las intercambien. Fijó el 28 de septiembre como fecha para una nueva audiencia y dijo que a mediados de enero de 2023 debería empezar a seleccionar miembros del jurado.
El juez Castel ya conoce bien el caso. En 2019, presidió el juicio a un hermano del exmandatario, el excongresista Tony Hernández, que fue declarado culpable de narcotráfico y sentenciado a cadena perpetua. Según las autoridades estadounidenses, ambos hermanos trabajaron juntos en la obtención de sobornos con dinero de venta de la droga.
En una rueda de prensa en Washington contuvo el mes pasado, el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, dijo que Hernández “abusó” de su posición como presidente para dirigir Honduras como “un narco Estado” y que recibió sobornos de múltiples carteles, incluido, cuando era congresista, del Cartel de Sinaloa, operado en su momento por Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Según las autoridades estadounidenses Hernández comenzaron a enriquecerse con dinero de la droga desde que era congresista en Honduras y también usaron el dinero para impulsar sus campañas políticas a la presidencia. Por ejemplo, en 2013, cuando hacía campaña para ser presidente, pedía aproximadamente un millón de dólares de “El Chapo”, asegura Estados Unidos. El supuesto pago se hizo a Tony Hernández.
Colón dijo a periodistas después de la audiencia que pedirá libertad bajo fianza para Hernández pero que no sabe cuándo exactamente.
El abogado dijo que llamará a líderes de gobiernos estadounidenses anteriores -entre los que dijeron a los expresidentes Barack Obama y Donald Trump y al actual mandatario Joe Biden- para que testifiquen a favor del exmandatario y también a personal de la agencia de inteligencia estadounidense, más conocido como CIA por sus siglas en inglés.
Colón también dijo que llamaría a “El Chapo” a testificar. Guzmán está cumpliendo una condena de cadena perpetua en Estados Unidos por narcotráfico.
Varias decenas de hondureños que acumularon frente a la corte con pancartas y megáfonos para manifestarse en contra de Hernández. “¡Aquí tenemos al narco presidente!”, gritaban algunos.
Según las acusaciones, Hernández usó los sobornos de los narcos para asegurar su ascenso en la política de su país, incluida su elección como presidente en 2013 y 2017. En ambos comicios Hernández pidió a narcotraficantes que sobornaran a políticos para asegurar de que lo apoyaran, segun Estados Unidos.