El Gobierno de Guatemala en conjunto con la UNESCO (La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), impulsa la inscripción de la técnica de elaboración de barriletes gigantes de Santiago y Sumpango Sacatepéquez como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Durante la actividad participó la ministra de Cultura y Deportes Liwi Grazioso, quien explicó que esta práctica guatemalteca reúne las características para alcanzar este título y sea reconocida en todo el mundo.
Se refirió a la forma especial con la que se elaboran, además del significado cultural y espiritual que estos barriletes tienen en la cosmovisión maya y para el pueblo guatemalteco en general.
“Es un día muy importante para Guatemala porque como se dijo en las conferencias que tuvimos es una técnica única, inclusive presentamos la planta que es el pegamento que se usa. No es goma comercial, es una planta local que refuerza que es una tradición de mucho tiempo y tiene que ver con estas creencias que tenemos de que siempre ha habido un vínculo entre el inframundo y los cielos, entre vivos y muertos, entre lo material e inmaterial, y los barriletes, estos maravillosos colosos son muy buen ejemplo de cómo la comunidad de Santiago Sacatepéquez y de Sumpango dedica varios meses de su vida a la construcción de estos barriletes para llevar mensajes de todo tipo”, enfatizó.
Una voz popular de temas de país
La ministra agregó que si bien los barriletes sirven para la comunicación entre vivos y muertos, también para quienes los admiran, tienen mensajes de temas actuales como la protección del Medio Ambiente, Derechos Humanos, y Democracia.
“Estos grandes barriletes se han convertido en una voz popular de los temas que interesan al país”, indicó.
Patrimonio Cultural Intangible de la Nación
La técnica de los barriletes gigantes de Santiago y Sumpango Sacatepéquez fue declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Nación según acuerdo 139-2022, asimismo, con esta inscripción ante la Unesco se busca reconocer la importancia de la práctica cultural para el país y fomentar su preservación y transmisión a futuras generaciones.
De junio a noviembre de cada año se hacen los preparativos, y como indicó la ministra, los diseños se basan en la reivindicación de la cosmología ancestral, amor a la madre naturaleza y respeto a los pueblos indígenas, sumado al tema de los derechos humanos, y lucha contra la violencia.
Estas ideas y mensajes de esperanza son producto de trabajo familiar y comunitario. El largo proceso termina el 31 de octubre de cada año.