La humilde vivienda de la familia De León Gutiérrez está desolada y vacía desde que recibieron la noticia de la muerte de su hijo de 16 años, Juan de León Gutiérrez, quien partió de su natal Chiquimula el 4 de abril con la esperanza de llegar a Estados Unidos y ayudar a sus padres, Tránsito y Tanerjo que se quedaron en Guatemala.
El joven enfrentó dificultades en el camino y el 19 de abril fue detenido por las autoridades migratorias de ese país en la Frontera del Paso en Texas y trasladado a un albergue para iniciar con el proceso de reunificación familiar, sin embargo nunca se logró debido a que el 30 de abril murió en un hospital de ese estado por una infección cerebral.
El 1 de mayo el Ministerio de Relaciones Exteriores informó que en un comunicado que brindará el apoyo económico a la familia para la repatriación del cuerpo, pero aún no hay fecha para que llegue el cadáver.
Desconsolados, los padres dicen que el joven partió en buen estado de salud y que no entienden qué pudo haberle ocurrido para que estuviera tan grave. “Fue mal el tratamiento que le dieron, no lo atendían mucho, por eso fue que murió”, indicó don Tanerjo De León, al referirse a la enfermedad de su hijo.
La madre relató que días atrás pudo hablar con Juan quien le dijo que estaba bien, “mamá, aquí me tienen en una bodega… voy bien. Para que no se aflija… yo voy bien”, recordó.
Juan decidió salir de la comunidad Tizamarté, desesperado por ayudar a sus padres, debido a que el año pasado tuvieron pérdidas por la falta de lluvia que afectó la cosecha de maíz, frijol y café que es con lo que trabajan.
En su comunidad, las personas recuerdan a José como un buen muchacho, dedicado a su familia, sólo llegó a sexto primaria, su exprofesor escribió esto sobre él: ‘ Juanito era un niño muy humilde lleno de sueños, sueños que desaparecieron en un país aparte de su… hoy lloramos su muerte. Fue muy alegre y responsable en sus estudios y tareas… siempre hubo una sonrisa y un saludo para sus compañeros y maestros. ‘
El caso de Jakelin Caal y Felipe Gómez
A inicios de diciembre del 2018, la muerte de la menor Jakelin Caal Maquín de 7 años consternó al Guatemala, la niña fue detenida junto a su padre en territorio estadounidense y trasladada a un albergue, para luego ser trasladados a otro centro a 150 kilómetros de distancia y ubicado en Lordsberg (Nuevo México).
Cuando la comitiva llegó a Lordsberg, el padre alertó de que su hija había estado vomitando y no respiraba, de forma que inmediatamente fue trasladada con fiebre de 41 grados en helicóptero a un hospital infantil de El Paso (Texas), adonde llegó con un paro cardíaco. Pese a la atención que se le prestó murió por las complicaciones.
Felipe, otro menor de 8 años y originario de Nentón Huehuetenango es otra de las víctimas de la migración… el 24 de diciembre, día de nochebuena en Guatemala murió como consecuencia de un resfriado, según el diagnóstico de los médicos que lo atendieron en un hospital en Nuevo México.
El reporte de la patrulla fronteriza indica que el menor tenía tos por lo que fue trasladado al centro asistencial, a donde llegó con fiebre de 103 grados. Noventa minutos después le dieron medicamentos y lo dieron de alta, pero la situación de Felipe se complicó hasta llevarlo a la muerte.
Un comunicado de la patrulla fronteriza indicó que el padre se negó a recibir más asistencia médica para el niño porque se sentía mejor, pero él lo desmintió. Con mucha tristeza el hombre cuenta que lo llevaría de nuevo al hospital, “al meter mi hijo al carro y lo miré que se cayó… y grité al de migración… ya se murió”