En Indonesia, millones de musulmanes volvían a festejar el lunes un Eid al-Fitr sin restricciones tras dos años de celebraciones a medio gas por las limitaciones derivadas de la pandemia del coronavirus.
El Eid al-Fitr marca el final del mes sagrado del ramadán, cuando los fieles musulmanes ayunan desde el amanecer hasta la puesta de sol.
El regreso de la tradición del Eid ha provocado una gran emoción en el país de mayoría musulmana más poblado del mundo: las reuniones con familia y amigos han vuelto a la agenda y los compradores abarrotaron los centros comerciales a pesar del alza del precio de los alimentos.
En la última semana, millones de indonesios han llenado trenes, transbordadores, buses y — en mayor número que nunca — motocicletas para dejar atrás las grandes ciudades y regresar a sus aldeas para festejar con la familia, causando importantes atascos en las principales carreteras del país.
Los vuelos estaban sobrevendidos y los ansiosos pasajeros, cargados con cajas de regalos, formaban largas filas en las estaciones de buses para trayectos que pueden durar varios días.
El tradicional éxodo anual, llamado “mudik” en el país, volvió luego de que el presidente, Joko Widodo, anunció por sorpresa el mes pasado la decisión del gobierno de aliviar las restricciones con motivo de las fiestas por primera vez desde su imposición hace dos años debido al COVID-19.
El país se ha recuperado en gran medida de la tercera ola de la pandemia, impulsada por la variante ómicron y que llegó a causar 64.700 casos diarios a mediados de febrero. Las infecciones diarias cayeron a unas 200 en mayo y alrededor del 80% de la población que podían recibir la vacuna había completado la pauta a finales de abril.
El gobierno estima que este año se producirán alrededor de 85 millones de desplazamientos por el vasto archipiélago de 17.000 islas por el Eid al-Fitr, de los cuales unos 14 millones partirán desde el área metropolitana de la capital, Yakarta. La cifra es mucho más alta que antes de la pandemia, cuando había alrededor de 30 millones.
Los fieles, con mascarilla, participaron en oraciones comunitarias hombro con hombro sin ninguna distancia física en las calles y mezquitas de toda Yakarta.
“No hay palabras para describir lo feliz que estoy hoy. Tras dos años separados por la pandemia, hoy podemos volver a hacer la oración del Eid juntos”, afirmó Epi Tanjung, residente en la capital. “Esperemos que todo esto nos haga más devotos”, apuntó después de rezar junto a su esposa en la mezquita de Al Azhar, donde los asistentes se abrazaban unos a otros tras el rezo.
A pesar del aumento de los precios en el último mes, mercados populares como el de Tanah Abang, en Yakarta, estaban atestados de compradores que adquirían roda, zapatos, galletas y dulces antes del feriado. El personal de seguridad se vio sobrepasado por los miles de compradores y comerciantes que ignoraban los protocolos sanitarios.