El ataque del jueves, en el Día de la Independencia de Israel, fue el último de una serie de incidentes letales registrados en todo el país en las últimas semanas, y se produce en un momento de gran tensión entre israelíes y palestinos tras los enfrentamientos en un importante lugar sagrado para musulmanes y judíos en Jerusalén.
La policía dijo que buscaba a dos sospechosos, de 19 y 20 años, de la ciudad de Yenín, en la Cisjordania ocupada, que ha resurgido como feudo insurgente en la última ola de violencia, la peor de los últimos años en Israel. Varios de los agresores eran de la localidad o de sus alrededores, y las redadas de detención de las fuerzas israelíes en la zona derivaron en tiroteos.
“Atraparemos a los terroristas y a su entorno de apoyo, y pagarán el precio”, dijo el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, tras reunirse con altos funcionarios de seguridad el jueves en la noche. Según las autoridades, los agresores huyeron en un vehículo.
Los médicos describieron una escena de horror en Elad, una localidad ultraortodoxa próxima a Tel Aviv. Además de los tres fallecidos, otras cuatro personas resultaron heridas, una de ellas con pronóstico crítico.
En el Día de la Independencia, los israelíes suelen celebrar barbacoas y acudir a espectáculos aéreos.
El ministro de Defensa, Benny Gantz, prorrogó el cierre de Cisjordania, impuesto antes del feriado para impedir la entrada de palestinos a Israel. Las restricciones se mantendrán hasta el domingo.
En Washington, el secretario de Estado, Antony Blinken, condenó el “horrible ataque contra hombres y mujeres inocentes”.
El presidente palestino, Mahmud Abás, cuyo gobierno administra zonas autónomas en la Cisjordania ocupada por Israel y coopera con sus autoridades en materia de seguridad, también condenó la agresión.
“El asesinato de civiles palestinos e israelíes solo conduce a un mayor deterioro en un momento en el que todos tratamos de lograr la estabilidad y evitar la escalada”, dijo según fue citado por la agencia noticiosa oficial, Wafa.
Hamas, el grupo insurgente que gobierna la Franja de Gaza, elogió la agresión y la relacionó con la violencia en el disputado lugar sagrado.
“El asalto a la mezquita de Al-Aqsa no puede quedar impune”, apuntó el vocero del grupo, Hazem Qassem. “La heroica operación en Tel Aviv es un traducción práctica de lo que la resistencia había advertido”.
El complejo de la mezquita de Al-Aqsa, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, es el tercer lugar más sagrado del islam y está construido sobre el sitio más sagrado para los judíos, que lo conocen como Monte del Templo porque albergó dos de sus templos en la antigüedad. Además, está en el corazón emocional del conflicto entre israelíes y palestinos, que se han enfrentando allí varias veces en las últimas semanas.
Según acuerdos informales conocidos como statu quo, los judíos pueden visitar el complejo pero no pueden rezar en él. En los últimos años, las visitas, que cuentan con escolta policial, se han incrementado y muchos rezan de forma discreta, lo que enoja tanto a palestinos como a la vecina Jordania, que es el custodio del sitio. Desde hace tiempo, los palestinos temen que Israel planee apropiarse del lugar o dividirlo.
Israel dice que está comprometido a mantener el statu quo y acusa al grupo insurgente islamista Hamas de incitar la reciente ola de violencia.
Al menos 18 israelíes habrían muerto en cinco ataques desde marzo, incluyendo otro apuñalamiento masivo en el sur de Israel, dos balaceras en la zona de Tel Aviv y otra en un asentamiento en Cisjordania el pasado fin de semana. Casi 30 palestinos han perdido la vida a causa de la violencia, de los cuales la mayoría había participado en las agresiones o en choques con las fuerzas israelíes en Cisjordania.