Las icónicas zapatillas de rubíes que Judy Garland usó en “El Mago de Oz” fueron subastadas este sábado por 28 millones de dólares, una cifra que ascendió a 32,5 millones con las comisiones de la casa de subastas. Este par, considerado uno de los objetos más valiosos del cine, superó ampliamente su estimación inicial de 3 millones de dólares.
- La subasta, organizada por Heritage Auction, comenzó con una puja inicial de 1,55 millones y atrajo a 25 postores. Hacia el final, solo dos continuaban en la disputa, uno de ellos participando por teléfono, quien finalmente se llevó el codiciado objeto.
Según Robert Wilonsky, vicepresidente de Relaciones Públicas de Heritage Auction, esta venta marcó un récord en la historia de las subastas de entretenimiento.
- Este par de zapatillas fue robado en 2005 del Museo Judy Garland en Minnesota, donde se encontraba en préstamo por el coleccionista Michael Shaw. Fueron recuperadas en 2018 durante una operación encubierta del FBI en Minneapolis.
Shaw describió el reencuentro con las zapatillas como «un momento profundamente emotivo, similar a encontrar a un amigo perdido».
Museo Nacional de Historia
De los cuatro pares utilizados en la película de 1939, uno se encuentra en el Museo Nacional de Historia Smithsonian, otro en el Academy Museum of Motion Pictures, y un tercero fue regalado a una adolescente en un concurso en 1939. Este último fue vendido décadas después a otra coleccionista.
- La actriz Debbie Reynolds también poseía un par prototipo que nunca se usó en la pantalla.
Además de su valor histórico y cinematográfico, las zapatillas tienen un significado cultural que trasciende el cine. Según Rhys Thomas, autor de “The Ruby Slippers of Oz”, estas representan un símbolo de inocencia y esperanza que ha impactado a generaciones enteras en Estados Unidos y más allá.
- En cuanto a los responsables del robo, Terry Martin se declaró culpable en 2023, mientras que Jerry Hal Saliterman, acusado en 2024, aún mantiene su inocencia.
Este desenlace no solo resalta el estatus de las zapatillas como un tesoro cultural, sino también su lugar como uno de los recuerdos más preciados de la historia del cine.