Bomberos brasileños se movían cuidadosamente el lunes sobre espeso lodo, caminando y a veces gateando, en busca de sobrevivientes o cadáveres, cuatro días después de la ruptura de un dique que cubrió los edificios de una mina y barrios colindantes con relave de mineral de hierro.
El saldo confirmado de muertos subió a 58, con hasta 300 desaparecidos, dijeron las autoridades. En una señal de mal augurio, nadie fue recuperado con vida el domingo, una marcada diferencia de los dos primeros días, cuando los helicópteros estaban rescatando a personas del lodo.
El lento avance de las tareas de rescate se debía a al peligroso mar de lodo rojizo que cubrió el área al derrumbarse el dique el viernes por la tarde. El lodo tiene hasta 8 metros (24 pies) de profundidad en algunas partes y para evitar hundirse y ahogarse los socorristas tenían que moverse cuidadosamente alrededor de los bordes o gatear lentamente al lodo.
El lunes, funcionarios de los bomberos dijeron que localizaron un autobús que se piensa está lleno de cadáveres y trabajaron toda la madrugada tratando de alcanzarlo.
Flavio Godinho, vocero de la defensa civil del estado de Minas Gerais, le dijo al portal noticioso G1 que el bus estaba cerca del dique derrumbado, pero que aún no podía decir cuántas personas pudieran estar adentro.
Las operaciones de búsqueda se frenaron unas 10 horas el domingo por el temor al derrumbe de una segunda presa en la ciudad sureña de Brumadinho. Unas 24.000 personas recibieron la orden de reubicarse en terrenos elevados, pero más tarde los ingenieros civiles dijeron que la estructura ya no estaba en peligro.