La República Checa, uno de los países europeos que primero cerraron sus fronteras ante la pandemia de coronavirus, está relajando las restricciones de viajes para sus ciudadanos, aunque no son muchos los lugares a donde estos pueden ir.
Un mes y medio después de imponer la cuarentena, este país europeo mantiene una tasa baja de mortalidad por covid-19: 21 fallecidos por cada millón de personas, en comparación con los 63 en Austria y los 73 en Alemania. En cifras absolutas, 227 han fallecido por coronavirus en la nación.
Según datos oficiales, el país registró hasta la fecha 7,563 casos positivos.
Medidas contra la propagación
La cuarentena en ese país fue impuesta muy pronto, cuando habían pasado menos de dos semanas desde la detección de los primeros casos el 1 de marzo.
Al principio a los checos les prohibieron las reuniones de más de 100 personas, luego de 50 y después de más de 2. El 15 de marzo se decretó cerrar escuelas, restaurantes, tiendas y otros lugares públicos.
Se trató del primer caso de imposición de la situación de emergencia en toda la nación, a diferencia de las medidas regionales que supieron adoptarse en otros desastres, como las inundaciones de 2002 y 2006.
El 28 de abril el Parlamento apoyó la continuación de la situación de emergencia hasta el 17 de mayo.
Alivio
Las medidas tomadas por el Gobierno y el cumplimiento de la población llevaron a la caída de las tasas de propagación del nuevo coronavirus, por lo que el viceprimer ministro, Karel Havlícek, anunció pasado el 23 de abril el levantamiento gradual de las restricciones hasta el abandono de las últimas el 25 de mayo, dos semanas antes de lo planificado.
A partir del pasado viernes, se permiten reuniones de hasta 10 personas, mientras que las universidades del país abrieron sus puertas este lunes. Sin embargo, los eventos masivos están suspendidos y todos los ciudadanos aún tienen que seguir llevando mascarillas cuando acuden a lugares públicos. El desacato es castigado con una multa de hasta 20,000 coronas (unos 800 dólares).
Viajes, “en la teoría”
El ministro de Salud del país, Adam Vojtech, declaró la semana pasada el levantamiento de la prohibición de viajar. Sin embargo, el jefe de Gobierno, Andrej Babis, aclaró que “los viajes al extranjero existen solo en la teoría”, mientras que en la práctica “nadie vuela y no se deja ingresar a nadie” a ninguna nación.
En ese sentido, uno de los pocos países que mantiene abiertas las fronteras y tiene pocas restricciones sanitarias es Bielorrusia, y el primer vuelo desde Praga el martes fue justamente a la capital de ese país, Minsk.
Asimismo, prácticamente el único país adonde un checo saludable puede viajar en auto es a la vecina Austria, pero con la condición de que presente resultados negativos de una prueba de covid-19.
La próxima semana está previsto que se reanuden los vuelos a Irlanda y Suecia, países que no prohibieron la llegada de extranjeros pese a la pandemia.
Al mismo tiempo, el Ministerio del Interior checo señaló que permitirá la entrada al país a los estudiantes de universidades europeas y viajeros de negocios. Todos los que ingresen a la República Checa deben presentar una prueba negativa de coronavirus o se verán obligados a pasar 14 días en cuarentena.
Violar la cuarentena es multado con hasta 3 millones de coronas (120,000 dólares).