El presidente de Perú, Martín Vizcarra, ha disuelto el Congreso de su país este 30 de septiembre y, poco después, ese organismo ha aprobado la suspensión de ese mandatario por un año.
En distintas zonas de Perú se han producido manifestaciones a raíz de estas decisiones.
En el centro de Lima, miles de personas se han desplazado hacia el Congreso para manifestar su respaldo a la disolución de ese organismo. En Arequipa y Cusco, manifestantes han marchado rumbo a la Plaza de Armas de cada urbe para celebrar la decisión de Vizcarra.
En ciudades peruanas como Huancayo, Huaraz, Chimbote, Tacna, Puno, Moquegua o Trujillo también se celebran manifestaciones. “Aquí está, primero, la dignidad: viva el Perú”, gritaron los participantes de la marcha en Trujillo.
El anuncio de Vizcarra llegó después de que el Congreso eligió a un nuevo miembro del Tribunal Constitucional (TC) sin debatir el recurso constitucional presentado por el mandatario con el objetivo de intentar frenar ese proceso.
La cuestión de confianza proponía la modificación del proceso de elección de candidatos al TC, bajo el argumento de que, de lo contrario, no se realizaría de manera transparente. Vizcarra argumentaba que ante la mayoría opositora (fujimorismo), en esa elección los parlamentarios buscarían designar a magistrados “que respondan a sus intereses, que no son los intereses de la nación”.
La Constitución Política de Perú le da al presidente la potestad de disolver el Congreso “si este le niega la cuestión de confianza, respecto a una política que desea aplicar”. El decreto de disolución debe contener la convocatoria a nuevas elecciones que se realizarían en los cuatro meses posteriores.
A través de un decreto supremo publicado en el diario oficial El Peruano, el Gobierno de Vizcarra ha convocado elecciones legislativas el 26 de enero de 2020 “para que complete el periodo constitucional del Congreso disuelto”.