California ha registrado otra lamentable cifra en la crisis del coronavirus: ha sufrido más de 30.000 decesos por la enfermedad, según datos de la Universidad Johns Hopkins dados a conocer el lunes.
La cantidad de muertes por COVID-19 se ha disparado desde que la dolencia reemergió con fuerza en octubre. En los primeros seis meses de la pandemia, California sufrió 10.000 muertes, pero en apenas un mes la cifra subió de 20.000 a 30.000.
Las autoridades han advertido que la situación empeorará a fines de este mes, cuando se haga evidente el total de víctimas contagiadas durante las festividades de Año Nuevo.
California es el tercer estado del país en cuanto a muertes por coronavirus, después de Texas y Nueva York, y este último es el que más muertes ha tenido: casi 40.000.
El primer caso de COVID-19 en California fue confirmado el 25 de enero y la muerte de una mujer en San José el 6 de febrero fue la primera muerte por coronavirus en Estados Unidos.
Muchos hospitales en California ya no tienen camas en sus unidades de cuidados intensivos.
Las zonas más afectadas son 15 condados en el sur de California y en la zona agrícola del Valle San Joaquín. En esos condados vive la mayoría der la población del estado, incluyendo habitantes de escasos recursos que viven en zonas densamente pobladas o trabajan en empleos que requieren de contacto directo con clientes o con otros trabajadores, lo que aumenta su susceptibilidad al contagio.
Los hospitales en esos condados han dejado de realizar procedimientos médicos no esenciales para poder atender a los pacientes del virus.
El principal temor es que, tras un repunte de casos a raíz de las reuniones en las fiestas de fin de año, los hospitales se verán obligados a racionar la atención, atendiendo sólo a quienes tengan más probabilidades de sobrevivir.