Más de 20 personas, incluyendo al menos 15 mujeres embarazadas y niños, murieron en los recientes episodios de violencia tribal en Papúa Nueva Guinea, según reportaron medios el miércoles.
Los clanes rivales se enfrentan desde hace siglos en ese país del Pacífico pero se han vuelto más mortíferas con la llegada de armas automáticas. El primer ministro, James Marape, oriundo de esa región, prometió que reforzará la seguridad y que se procesará a los culpables.
“A los criminales armados, les digo que sus días están contados”, declaró, asegurando que tomaría las “medidas más duras” contra ellos, recordando que “la pena de muerte está inscrita en la ley”.
El gobernador de Hela, Philip Undialu, dijo que los últimos incidentes se registraron el lunes, cuando 16 personas, entre ellas mujeres y niños, perdieron la vida en la aldea de Karida. Las muertes fueron probablemente una venganza por un ataque previo que dejó alrededor de siete fallecidos, apuntó Undialu. “Esto se ha convertido en una masacre de mujeres y niños inocentes”, agregó el gobernador.
Seis personas habían sido emboscadas y asesinadas cerca de Peta el sábado, según dijo el inspector jefe de la policía de Hela, Teddy Augwi. Familiares de las víctimas armados con rifles se vengaron al día siguiente matando a entre 16 y 18 personas en Karida, incluyendo mujeres embarazadas, agregó.
“Esta no es una pelea tribal entre aldeanos que se enfrentan en el campo. Esta es una pelea en una guerra de guerrillas, lo que supone que se esconden y emboscan a sus enemigos”.
Muchos aldeanos huyeron por la violencia, dijo el administrador de Hela, William Bando. No estuvo claro de inmediato si se arrestó a algún sospechoso. El vocero del director de la policía de Papúa Nueva Guinea, Dominic Kakas, no estuvo disponible de inmediato para realizar comentarios el miércoles.
Se desconoce el origen de los ataques, pero muchos combates están atizados por viejas rivalidades provocadas por violaciones o robos, o por conflictos sobre fronteras tribales.