Una moña blanca en la puerta de una iglesia anuncia que adentro se velan los restos de Andrea López, la estudiante que murió arrollada ayer en un sector del Periférico.
La menor, era la única hija mujer de Ana Chávez quien se niega a aceptar que hoy su hija ya no esté con ella. La niña será velada en la iglesia a donde asistía con su familia, y el jueves será sepultada. Familiares, compañeros de estudio y vecinos la recuerdan como una niña alegre, respetuosa que buscaba de Dios.
Entre el intenso llanto, la madre de Andrea recuerda a su colocha, como cariñosamente la llamaba.
Ella tenía sus sueños, como yo también los tenía… era una niña alegre, felíz, una niña que hacía travesuras, que me hacía reír y me hacía enojar. Una niña amorosa, una niña que a veces se enojaba pero que a la vez me decía: Mami te quiero, mami te amo”.