Las autoridades del estado de Jalisco, en el centro oeste del país, localizaron 19 cadáveres, maniatados y metidos en bolsas de plástico negras, que fueron arrojados a un canal de aguas negras donde continúan los trabajos para ver si hay más cuerpos en el fondo.
El fiscal del estado, Octavio Solís, explicó el viernes en conferencia de prensa que las víctimas eran 18 hombres y una mujer, que las autopsias mostraban que habían sido asesinados de diferente forma –unos estrangulados, otros por arma de fuego y otros con un objeto contundente– y que posiblemente fueron depositados en ese canal en diferentes fechas porque tenían distinto grado de descomposición.
Una persona que pasó por el lugar, en el municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos en los límites con El Salto, vio algunas de las bolsas flotando y fue quien alertó a la policía que recuperó los restos el jueves.
A diez de los cadáveres se les pudieron tomar las huellas dactilares y se pudo saber que uno de ellos tenía antecedentes penales. Al resto se les realizarán pruebas de ADN para cotejar con las bases de datos de desaparecidos en Jalisco y en otros estados.
“No se descarta la posibilidad de que existan algunos otros cuerpos que están bajo el agua”, agregó el fiscal.
No se sabe, de momento, si las víctimas tenían alguna relación entre ellas o si están vinculadas con otros hechos violentos ocurridos en la región.
Solís no quiso pronunciarse tampoco sobre el grupo que pudo haber matado a esas personas pero no descartó que fuera el cártel de Jalisco Nueva Generación, considerado uno de los más fuertes y peligrosos que ahora existen en México y que está guerra con otras organizaciones criminales por el control del territorio.