La policía observaba de cerca mientras las autoridades de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Grupo Beta de protección a migrantes decían a los centroamericanos que sus necesidades serían atendidas.
Los funcionarios les aconsejaban solicitar visas humanitarias en México y buscar trabajo en Tijuana, donde, dijeron, hay miles de puestos de trabajo disponibles.
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Sin embargo, Óscar Rodríguez, de 22 años y oriundo de Colón, Honduras, se decía dispuesto a convencer a “que Estados Unidos nos abra las puertas”.
Varios miles de migrantes centroamericanos llegaron a Tijuana la semana pasada más de un mes después de salir de Honduras en una caravana.
El gobierno de Estados Unidos solo procesa alrededor de 100 solicitudes de asilo al día en el principal cruce fronterizo en Tijuana hacia la ciudad de San Diego y ya había varios miles de migrantes en lista de espera.