Salvador Vanegas, asesor presidencial para temas de educación, dijo que los estudiantes volvieron a las aulas después de 15 días de “receso” de Semana Santa decretado por el presidente Daniel Ortega.
Citado por el portal oficial El 19, Vanegas indicó que en los centros educativos “se activaron los protocolos del Ministerio de Salud” sobre el lavado de manos.
Antes del retorno de los alumnos de primaria y secundaria, unos 57,000 docentes y técnicos de Educación ya habían reanudado sus labores.
También se reintegraron unos 160,000 estudiantes de las universidades públicas y 130,000 empleados estatales que gozaron de dos semanas de vacaciones ordenadas por el gobierno.
Jonathan López, miembro de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia (CUDJ), vinculada con la oposición, dijo que las autoridades universitarias amenazaron con expulsar a los alumnos que no asistan a clases.
Jorge Mendoza, director de la organización no gubernamental Foro de Educación y Desarrollo Humano, calificó la decisión como “una obcecación” y “una irresponsabilidad que va a costar muy caro”, ya que los alumnos quedan expuestos a contraer el virus y convertirse en transmisores.
“Yo temo por la salud de mis cuatro nietos que van a clase y no pueden faltar porque les dijeron que si no van les quitan puntos”, dijo preocupada Gertrudis Palacio, una empleada doméstica oriunda de la comarca Las Esquinas, 40 kilómetros al sur de Managua.
Ortega no ha cerrado fronteras ni ha tomado ninguna medida preventiva importante frente al coronavirus a diferencia del resto de los gobiernos de Centroamérica, región donde el COVID-19 ha causado la muerte de más de 400 personas y contagiado a unas 10,100.
Según el último reporte del Ministerio de Salud del lunes, en Nicaragua existe sólo un caso positivo de coronavirus, un hombre de 58 años que se encuentra “delicado y estable”. Otras 13 personas están “bajo seguimiento” y “monitoreo responsable y permanente”, al parecer por sospechas de contagio.
Hasta ahora sólo dos personas han muerto en el país y hasta la fecha “no existe transmisión comunitaria”, insistió el reporte oficial. Sin embargo, las autoridades no han informado cuántas pruebas de COVID-19 han realizado desde que se detectó el primer caso a mediados de marzo.
Mientras tanto, la policía informó en un comunicado de prensa que detuvo a cinco personas en la comunidad de Esquipulas en la isla de Ometepe, en el sur del país, donde tres efectivos policiales resultaron heridos en incidentes violentos la noche del domingo.
La fuerza señaló que “sujetos en total estado de ebriedad” atacaron con piedras a los miembros de una patrulla policial y posteriormente hirieron a tres efectivos, entre ellos un suboficial al que además “secuestraron”.
En videos divulgados en las redes sociales habitantes de Ometepe dijeron que un grupo de vecinos tomó como rehén al suboficial para exigir la liberación de cuatro jóvenes de la comunidad que habían sido detenidos horas antes.