Un indigente que utilizó un tubo de metal para matar a golpes a otros cuatro hombres sin hogar en la ciudad de Nueva York fue arrestado mientras sostenía el arma homicida cubierta con sangre y cabellos y admitió que era la persona que se ve en un video de los ataques, informó la fiscalía el domingo.
Randy Santos fue encausado por cargos de asesinato e intento de asesinato por los ataques que ocurrieron la mañana del sábado en el barrio chino de Manhattan. No emitió declaración de inocencia o culpabilidad y permanecerá detenido sin derecho a fianza.
Un quinto indigente que resultó lesionado en la agresión continúa hospitalizado en condición crítica.
Santos, de 24 años, traía consigo un tubo de metal cubierto de sangre y cabellos al momento de su arresto cerca del lugar en que ocurrieron los ataques, indicó la fiscalía.
Los fiscales dijeron que durante el interrogatorio se le mostró a Santos el video de uno de los ataques y reconoció que él era la persona que sostenía un largo objeto de metal.
Santos fue sometido a una evaluación psiquiátrica después de su arresto, señaló la policía.
Un intérprete a español fue requerido durante la comparecencia de Santos en la corte. Sus abogados no comentaron sobre el caso y el sospechoso deberá presentarse nuevamente en los tribunales el 11 de octubre.
Los ataques dejaron salpicaduras de sangre en puertas y aceras en que las víctimas estaban durmiendo al momento de la agresión.
El área en la que ocurrieron los ataques incluye a Bowery, que desde hace tiempo ha sido adoptada por los indigentes para pasar la noche.
El Departamento de Servicios Sociales de la ciudad detalló que empleados de asistencia para indigentes recorren la zona dos veces por semana. La dependencia visitará el lugar con mayor frecuencia, de acuerdo con un representante.
La policía identificó a una de las víctimas como un hombre de 83 años y aún no ha dado información sobre las demás víctimas.
Santos tiene al menos seis arrestos previos en los últimos dos años, tres de ellos por agresión.
Los familiares de Santos declararon al periódico The New York Daily News que el joven tiene un largo historial de drogadicción desde que llegó a Estados Unidos procedente de República Dominicana hace varios años.
Su madre, Fioraliza Rodríguez, de 55 años, dijo al diario que lo echó de su casa hace unos tres años después de que la agredió. Y aunque reconoció que le tenía miedo, declaró que nunca pensó que llegaría a matar a alguien.